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El placer de la seda (1996)

Sinopsis
Ambientada en la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Gabriel, un psiquiatra, y Marie, una modista, son dos personajes aparentemente muy dispares que comparten una extraña fascinación por la seda y acaban enamorándose. Para Marie, el placer de tocar la seda es tan exquisito que, un día, es arrestada en una tienda por cortar un trozo de un vestido en exhibición. Al estallar la guerra, tendrán que separarse y soportar penalidades, pero en todo momento conservan intacto su único deseo: reencontrarse para reanudar su relación amorosa. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance Drama romántico I Guerra Mundial
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Le cri de la soie (The Scream of the Silk)
Duración
110 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Bélgica;
Premios
1996: Premios César: Nominada a Mejor Actriz (Trintignant)
8
"Es como robar un pedazo de cielo..."
Banal traducción del sugerente título original ("El grito de la seda") para esta película de interés psiquiátrico que, como tantas veces en el cine francés, ofrece la agradecida experiencia de ver algo distinto de lo habitual (si bien la segunda parte peca un pelín de académica).

Narra una singular relación entre psiquiatra y paciente (Sergio Castellitto y Marie Trintignant). Aparentemente la enferma es ella, la fetichista cleptómana que se desvanece de placer con los retales de seda que roba sin poder evitarlo; pero él también está morbosamente fascinado por las telas. La diferencia es que ella es analfabeta (al menos en la primera parte del film) y él es un hombre culto y refinado. Ello le permite canalizar su "parafilia" de una manera que no sólo pasa inadvertida, sino que hasta le reporta prestigio: estudios sobre los tejidos y su relación con la mente, conferencias, libros…
Muy interesante que lo clínico, lo académico, lo literario, etc, sirva para disimular lo que en ella (pobre diabla) es morboso, vergonzoso e incluso delictivo.

La realización ofrece aderezos que elevan el film por encima de la insulsa corrección sin chispa típica del cine de época (estamos en 1914): Yvon Marciano hace un buen uso de los montajes paralelos para expresar la empatía casi telepática que surge entre los protagonistas; emplea continuos planos detalle de manos que palpan y tocan (a veces cautelosamente, a veces imprudentemente); y abarrota el plano de variadas telas y tejidos. Retales, cortinas, manteles, prendas y vestidos, aparecen de forma cada vez más copiosa, variada, a veces casi abigarrada y apretujada. Ya los fantásticos títulos de crédito, haciendo un lento zoom sobre un fondo de seda púrpura, anticipan la obsesión táctil y telar.

La irrepetible Marie Trintignant obtuvo una de sus cinco nominaciones a los César por su difícil papel. Mi escena preferida es cuando él ha estado contando todos los entresijos de su patología ante el tribunal que la juzga, abriéndola en canal ante todos con frialdad e incluso gotas de sorna, y de vuelta a la cárcel ella se derrumba, incapaz de soportar cómo su amado la ha tratado cual rata de laboratorio ante los demás (tal vez para no tener que reconocer que él también empieza a amarla). Me encanta la mirada desamparada de Marie en ese momento, insuperable.

Ha habido otras películas basadas en los estudios del Doctor Clérambault (Castellitto) sobre los delirios pasionales:
- "Sólo te tengo a ti", entretenida intriga con una "dulce" Audrey Tautou muy efectiva como cebo para despistar acerca de la "enfermiza" vuelta de tuerca final.
- "Anna M.", con el papel de erotómana en manos de la excelente Isabelle Carré, que con su afrancesada y sigilosa locura dejaba en puro circo el griterío de Glenn Close en "Atracción fatal".
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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