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Esas chicas fabulosas (TV) (2001)

Esas chicas fabulosas (TV)
89 min.
4,8
30
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Sinopsis
Cuarenta años después de su estreno, el relanzamiento del musical Boy Crazy fue una ocasión única para reunir a sus tres intérpretes originales. Se trata de un exclusivo concierto que puede ser para sus organizadores un éxito de taquilla; aunque también puede tropezar con serias dificultades debido a las constantes exigencias de las damas de la escena. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Vejez / Madurez Telefilm
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
These Old Broads
Duración
89 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
7
Las chicas de oro
No tenía previsto, ni por asomo, hacer un comentario de este telefilme. Pero al ver su ficha me ha dado pena. He comprobado que, a fecha de hoy, ni siquiera reunía el mínimo de votaciones necesarias para hacerle una nota media, que suponía podría ser baja, y tampoco tenía ninguna crítica. Nada. Y, madre mía, es que es un delirio digno de comentarse. Vamos, que si yo esto no lo veo no me lo creo.
Estrenada en televisión en Febrero de 2001 en Estados Unidos, prácticamente no ha sido comercializada en muchos países, incluyendo, cómo no, España. Y es una lástima. Porque con ese reparto, ya solo con ese motivo, podría haberse emitido en algún canal, antes que cualquier bazofia de las que ponen y que a nadie interesan. Hubiera llamado la atención desde a la numerosa legión de “fans” que tienen sus protagonistas, como a cinéfilos, mitómanos, curiosos… hasta a un público petardo, en su mayoría gay, porque el telefilme “drag” lo es un rato. Es su mayor aliciente, su elenco, para qué nos vamos a engañar, pero ¡qué aliciente! Y es donde habrá ido a parar el presupuesto, ya que el “look” que se mantiene durante todo el metraje es digno de un capítulo de “Vacaciones en el mar”, sobre todo por sus decorados, que son anacrónicos.
Es un telefilme escrito y producido en parte por Carrie Fisher, hija de Debbie Reynolds, que tras abandonar oficialmente las drogas y el alcohol, publicó su novela “semi autobiográfica” titulada “Postales desde el filo” y que fue llevada al cine, donde Shirley MacLaine daba vida al personaje de su madre y Meryl Streep hacía de ella. Su éxito le dio la oportunidad de dedicarse a la escritura, e incluso a la producción, como por ejemplo de este telefilme, aunque luego continuara contando su penoso vía crucis sobre el tratamiento contra el trastorno bipolar que padece, su adicción a los antidepresivos o sus fallidos matrimonios.
Es un placer ver a Debbie Reynolds, Shirley MacLaine y Joan Collins juntas riéndose de ellas mismas, luciendo peluca y palmito, cantando y bailando, que se lo habrán pasado bomba. Además se cuenta con la colaboración de Elizabeth Taylor, que ya se encontraba mal, de hecho es su última aparición en la pantalla y en la mayoría de sus escenas aparece acostada o sentada. Pero bueno, en definitiva, un lujo.
Y por poner en antecedentes al lector del “morbo” adicional del telefilme, hablar, en resumidas, de Mike Todd, un judío multimillonario, dueño de la patente Todd- AO, que era un célebre sistema de pantalla gigante con el que se rodaron grandes películas y con el que los cines más prestigiosos de la época estaban equipados, que se convirtió en uno de los maridos de Elizabeth Taylor. Eddie Fisher, era su gran amigo, y junto a su mujer, Debbie Reynols, fueron los padrinos de boda con Taylor. Fue un matrimonio intenso, en el que además inició a la Taylor en su pasión por las joyas, y que concluyó poco después de un año de un mazazo, tras su trágica muerte en un accidente de avión, convirtiéndose a los veintiséis años en viuda desconsolada. Eddie Fisher estuvo pendiente de Elizabeth Taylor, quizás demasiado, y al poco tiempo, Eddie Fisher, rompía con Debbie Reynolds para casarse con Elizabeth Taylor (su hija Carrie tenía apenas tres años), lo cual hizo temblar los cimientos de Hollywood, y convirtiendo a ambas mujeres en enemigas irreconciliables. Ambas comparten escena, hasta con guiño, y con sentido del humor, donde todas se autoparodian: MacLaine, la que hace la mejor labor, con sus creencias sobre la reencarnación y su hinduismo, junto a Joan Collins, haciendo el mejor personaje que sabe hacer, de devoradora de hombres con furor uterino, un cruce de la Fontaine de “El placer” y la célebre Alexis Carrington de la televisiva “Dinastía”. La entrañable Pat Crawford Brown hace de madre de una Joan Collins que conserva un físico estupendo, que todo hay que decirlo, aunque se lleven cuatro años en la vida real. En el reparto también figura el mítico Peter Graves, con más signos de retoque facial que cualquiera de sus compañeras de reparto, aunque el pobre está desaprovechado.
Matthew Diamond, director de un largo historial televisivo que incluye capítulos de “Hospital General”, “Mujeres desesperadas”, “Las chicas Gilmore”, “Las chicas de oro”, “Enredos de familia” o la filmación de la obra teatral “Víctor/ Victoria” junto a Blake Edwards, es el director del telefilme. Desafortunadamente aquí su labor es rutinaria.
Elaine Pope, hermana de la cantante canadiense Carole Pope, había coproducido y escrito capítulos de “Murphy Brown” o “Seinfeld”, escribe junto a Carrie Fisher el guión, que es demasiado lineal y blando para lo que podía haber dado de sí. Pólvora mojada con algunos “gags” para cinéfilos.
Y no hay por qué extenderse más. Las razones para verla son pocas pero contundentes. Y aunque todo destila melancolía, que eso no es malo, y mediocridad en muchas ocasiones, que eso sí es negativo, para mí ha sido un placer verla y la recomiendo, aunque soy consciente de que para un público demasiado exigente, no aficionado al cine o exento del sentido del humor, esto no llegaría ni al aprobado. Ellos se lo pierden.
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
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