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La verbena de la Paloma (1963)

La verbena de la Paloma
98 min.
5,3
840
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Disponible en:
Suscripción
Sinopsis
La vida transcurre plácidamente en un castizo barrio de Madrid. Dos hermosas dependientas, Susana y Casta, aceptan los galanteos de un maduro boticario, don Hilarión. Esta relación disgusta al joven Julián, que está enamorado de Susana. Todo se complica cuando, el día de la Verbena de la Paloma, las dos jóvenes deciden dejarse acompañar por su viejo admirador. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Musical Zarzuela
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
La verbena de la Paloma
Duración
98 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
8
Entrañable
Vuelvo a verla en no sé qué cadena televisiva y me vuelve a gustar más que nunca. Pese a que la pobre Vicente Parra Dios no le llamó lo por el camino del canto, la gracia, la agilidad, el ritmo, el casticismo, la belleza, el oficio de todos guionistas, director,intérpretes la hacen divertida y única.
Qué guapa está y qué bien canta una Concha Velasco jovencísima, qué ternura desprende Vicente Parra, que gracejo el de Miguel Ligero y Selica Pérez Carpio, qué decorados excelentes de un Madrid que todavía existe, como también existía en los sesenta como dice el narrador al principio. Quizá nos hiciera falta que un Fernando Colomo, por ejemplo, tomara el testigo, y nos recordara nuestras raíces y nuestra pequeña historia como lo hizo entonces Saenz de Heredia.
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13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
10
Maravillosa
Los españoles somos así, apreciamos lo foráneo y minusvaloramos u olvidamos lo propio. Filmaffinity, la página de referencia del cine valorado por usuarios y apenas hay dos críticas, estoy seguro que si preguntamos por esta película a la mayoría de la gente, ni tan siquiera conoce su existencia (claro que, probablemente, si preguntamos a esa misma gente por la zarzuela en la que se basa como mucho conocerán un par de melodías populares y poco más, pero ese es otro problema). Casi del mismo año son otras comedias musicales de ambientación en una época similar, como My fair lady o Mary Poppins, conocidas y queridas por el gran público, y permítaseme la licencia personal de decir que, para mi, esta producción tan nuestra está, al menos, a la misma altura que aquellas. No en vano reunía en su reparto a lo más destacado de nuestro cine de entonces, un galán (creo que también injustamente infravalorado) como Vicente Parra, las guaísimas Iran Eory y Conchita Velasco, para la que no tengo palabras suficientes para describir el brillo con el que adorna esta película con su encanto, belleza (Dios mío...¡que guapa está en esta película!) y talento, pero sobre todos ellos destaca ese gran cómico que era Miguel Ligero, un grande de nuestra interpretación que merece tener un lugar de honor en la historia del cine español, encarnando aquí por segunda vez su gran papel del cine y el teatro, una interpretación de D. Hilarión que quedará para siempre como el paradigma de ese divertido personaje. La película no se limita a ser una transcripción cinematográfica de la zarzuela, sino que la reinterpreta bastante fielmente logrando componer una especie de musical tan al gusto de la época, con un gran trabajo de vestuario y ambientación (con algún que otro anacronismo, eso sí, pero perdonables por el desenfado que irradia toda la obra). Cuando la vi por primera vez, al ver la divertida secuencia muda inicial pensé que sería una versión de la zarzuela trasladada a 1964, y la idea me sedujo, por lo que el ver que la acción se trasladaba inmediatamente a finales del XIX me supuso una pequeña decepción inicial, pero luego me encontré con una película tan bien hecha, construida con tanto cariño por nuestra tradición musical mas propia, con tanto encanto, que enseguida me sedujo y me atrapó, logrando hacerme pasar un rato muy divertido a pesar de conocer perfectamente la obra en que se basa, y saberme de memoria el argumento y su final. Un final, en este caso, que cierra el círculo dejando un maravilloso sabor de boca y recordándonos que pueden pasar los años, venir las modernidades, los motocarros, los coches, internet, los móviles o lo que sea, pero seguimos siendo nosotros, con nuestros sentimientos, nuestras pasiones y nuestra particular manera de ver el mundo, porque, y cito textualmente", porque eso no es cuestión de arquitectos ni de ordenanzas, sino de sangre y de siglos"
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12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
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