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Travesía de París (1956)

Travesía de París
80 min.
6,9
454
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Trailer (FRANCÉS)
Sinopsis
Durante la ocupación nazi de París, un torpe e ingenuo estraperlista se ve obligado a pedir ayuda a un extraño individuo que dice ser pintor para poder transportar en varias maletas un cerdo troceado. Juntos tendrán que cruzar la ciudad en plena noche. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Drama Comedia dramática II Guerra Mundial Nazismo
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
La traversée de Paris
Duración
80 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Italia;
Links
Premios
1956: Venecia: Mejor actor (Bourvil)
1957: Premios BAFTA: Nominada a mejor actor extranjero (Jean Gabin)
8
Fantasía del gorrino
Comedia dramática del realizador francés Claude Autant-Lara (1901-1999), uno de sus films más relevantes. El guión, de Jean Aurenche y Pierre Bost, adapta el relato breve “La traversée de Paris” (1947), de Marcel Aymé (1902-67). Se rueda, entre el 7/IV y el 9/VI de 1956, en escenarios reales de París (estación de Lyon, Rue Poliveau, museo Jacquemart-André...) y en los platós de Franstudio (Saint Maurice, Val-de-Marne). Nominado a 2 premios de Venecia, gana el del mejor actor (Bouvril) y el de la crítica francesa (película). Producido por Henry Deutschmeister para Continental Produzione (Roma) y France London Films (Paris), se estrena el 26-X-1956 (Francia).

La acción dramática principal tiene lugar a lo largo de unas 6 horas de una noche del invierno de 1943, durante la ocupación militar nazi de Paris, con un prólogo del desfile en los Campos Elíseos del ejército alemán y un doble epílogo (desfile militar de las tropas francesas, americanas y británicas y una escena en la estación de Lyon). El ex taxista en paro por falta de gasolina Marcel Martin (Bouvril), se gana la vida transportando, en maletas y a pie, alimentos y otros productos de contrabando para el mercado negro. Lo ha hecho hasta el momento en compañía de un amigo que acaba de ser detenido en el restaurante Jacky. Inesperadamente se encuentra que para realizar el trabajo del día (transporte de 4 maletas con 100 Kg. de peso) necesita un nuevo colaborador, Grandgil (Gabin). Martin es ingenuo, de escasa formación, pocas luces y genio corto. Grandgil es físicamente fuerte, inteligente, recita de memoria poemas de Heinrich Heine y acepta el encargo aparentemente por dinero. Consigue que su retribución pase de una oferta inicial de 300 francos a un total de 5.000 francos, a cargo del apurado carnicero minorista Jambier (Funès).

El film suma comedia, drama y guerra (IIGM). Construye con precisión y riqueza de matices los caracteres opuestos y en gran parte incompatibles de los dos protagonistas. Desarrolla con acierto los personajes secundarios, a los que dota de realismo, verosimilitud y credibilidad suficientes. Describe con maestría el ambiente agobiante que envuelve la vida diaria de la población sometida a ocupación militar. Lo presenta saturado de temores, inseguridades, reservas, disimulos, desconfianzas, angustias y momentos de terror. Con trazos sencillos, pero seguros, muestra la red inquietante de soplones, confidentes, colaboracionistas, oportunistas, envidiosos, fanáticos y locos, que actúan como colaboracionistas. La narración, basada en un excelente guión con diálogos ingeniosos, crea una sucesión de situaciones irónicas, burlescas y mordaces, con toques de humor negro, que en conjunto componen un relato sumamente divertido. Hace uso de elementos neorrealistas y costumbristas, que se enmarcan en un contexto de tonos esperpénticos, considerados por algunos como próximos o similares a los de Berlanga.
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21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
PARÍS OCUPADO BIEN VALE UN COCHINO
Cineasta un tanto olvidado en la actualidad, Autant-Lara fue, sin embargo, uno de los principales realizadores franceses de la década de los 50, y títulos como este explican tal realidad, mal que les pesara a los jóvenes integrantes de la "Nouvelle Vague", que hicieron de la crítica destructiva hacia su obra una de sus principales banderas.

La película es un retrato a medio camino entre la comedia y la ironía del París ocupado durante la segunda guerra mundial, como bien ponen de manifiesto los primeros planos, que transmiten rápidamente las privaciones reinantes en la ciudad y el ingenio al que recurren sus habitantes para cubrir sus necesidades básicas. Así pues, el director enfatiza en todo momento la descripción de ambientes, que bien apoyada por una abundante cantidad de personajes, logra plasmar una realidad caracterizada por las carencias materiales, la desconfianza, el disimulo y una vaga pero muy real sensación de amenaza.

Por tanto, la historia del azaroso periplo de ese cerdo troceado, repartido en cuatro maletas y confiado a esa peculiar y contradictoria pareja que conforman Bourvil y Gabin, no deja de ser una hábil fórmula narrativa a la que recurren guionistas y realizador para lograr un mejor análisis de la situación del París ocupado, así como de las reacciones y actitudes de sus gentes, que aunque son mostradas desde una perspectiva cómica, dejan traslucir un evidente fondo crítico, especialmente a través del retrato que se hace de algunos personajes, que parecen buscar su interés por encima de todo.

Buenas localizaciones, que son aprovechadas para una excelente recreación de ambientes y situaciones características de la ocupación (el toque de queda, los apagones, las colas para recibir alimentos, las patrullas, el estraperlo, los bombardeos, las detenciones y deportaciones), siendo realzadas por la nocturnidad que impregna el filme, que cuenta con una contrastada fotografía, francamente eficaz y adecuada para la historia (la noche como símbolo de los que se ocultan, escapan, disimulan o acechan). Bien interpretada, la película tiene algunas secuencias destacables, como el sacrificio del cerdo, la negociación al alza del "pintor" con ese histérico carnicero que interpreta De Funès, la persecución de los perros, o la deportación en camión de Martin, cuyo último plano fijo nos hace temer lo peor.

Concluyendo, una acertada travesía por una época y una ciudad, que hoy tiene más valor como documento histórico que como comedia (no es una película desternillante, desde luego), pero que logra plenamente sus objetivos, a pesar de que yo encuentre innecesario, aunque comprensible, el epílogo que la cierra.
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8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
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