El intruso (TV) (1981)

Todo el mundo cree que a Alien le fue bien en la vida después de 1979, pero no fue así.
Tras el exitazo de taquilla de Alien El Octavo Pasajero, la fama se le subió a la cabeza y comenzó a coquetear con las drogas y la antropofagia. Se arruinó pagando clínicas de desintoxicación y fianzas, y tuvo que rodar algunas pelis para sobrevivir, como esta obra, sublime, del despropósito. Posee un guión grotesco, casi paródico de su gran éxito, en la que Alien aparece, pasado de quilos, fuera de forma por su andar pesado y lento, y sobreinterpretándose a si mismo. Podemos observar que ha perdido su color gris/negro grafito, ahora es marronzusco, pero aún se distínguen sus caracteristicas facciones.
El guión y el bajo presupuesto, lo descolgó de la Nostromo y lo recolocó en una plataforma petrolífera donde propagar su simiente en una cadena de transformaciones que se suponen a cual más terrorífica, aunque en realidad conducen a la pura comedia.
Menos mal, que en el 86, ya recuperado y con una gran familia a la que poner en la peli, James Cameron le llamó y remontó su bache (más o menos).
Siempre me quedará la duda de si esta película es una versión pobre de Alien o una parodia.
Mala pero imprescindible.

Los telefilmes estadounidenses de los años 70 y 80 siempre guardaban sorpresas. En el género del fantástico y terror hay auténticos clásicos como "El Diablo sobre ruedas" de Steven Spielberg, los dos telefilmes del periodista de lo paranormal de nombre Kolchak o la apabullante "Killdozer". Y también hay productos corrientitos, de esos que sirven para pasar el rato, como es el caso. Porque "El intruso" no es nada del otro jueves, pero mantiene el interés, si eres aficionado al terror más clásico.

Obviamente, se perciben las influencias fílmicas más notorias, desde "Alien, el octavo pasajero"(1979) y "El enigma de otro mundo"(1951). Un monstruo proveniente de huevos, que se gesta en el interior de las personas, con una mandíbula plagada de dientes, humanoide, dejando babas pringosas, con luces rojas de alarma, pero también un científico que busca preservar la posible vida nueva, la empresa malvada, ese descuido que hace que esa vida surja, el aislamiento en medio del mar, con las comunicaciones perdidas ... está claro que fusionan ideas de ambos filmes. Y también de un filme cincuentero llamado "Reptilicus" (1961) en el que a través de la perforación del subsuelo desde una torre petrolífera surgiría un bichejo prehistórico. Y si vamos más atrás, ese aislamiento en alta mar entronca con todas las leyendas marineras de pelicrosas y desconocidas criaturas, tan propias de las novelas de W. Hope Hogson. Curiosamente, a partir de "El intruso", varios filmes sobre vida peligrosa surgiendo a través de plataformas petrolíferas han ido salpicando las pantallas, como "The rig"(2010) o la coreana "Sector 7"(2011).

"El intruso" tiene un guión mediocre. Muchas relaciones personales que no vienen a cuento, y la manera que tiene el bichejo de atrapar y reproducirse está cogida con pinzas. Y lo del bicho final, por mucha rápida metamorfosis que sufra, tiene una pésima justificación. Lo han metido con calzador porque necesitaban ese bicho para el final. No obstante, la realización, aprovechando las instalaciones de la plataforma, en especial de noche, es convincente y transmite esa sensación de peligro acechante. También usa sabiamente los pocos efectos especiales con muñecos y la lucha final está bien resuelta.

No hay que esperar mucho del filme, pero tampoco es un bodrio. Se deja ver. No alcanza la categoría de obra de culto porque su esencia de telefilme de género que copia a "Alien" le lastra y mucho.