Chilam Balam (1955)

La película intentaba narrar, con épica y espectacularidad (para la época), la llegada de los españoles al territorio maya. La trama y el mensaje son obvios y típicos: las dos razas se unirán, a través del amor de un conquistador y una indígena, para dar paso a la "raza" mestiza que es hoy el México moderno. No hay matices ni complicaciones, todo muy plano y bienpensante. Y muy falso, ya desde el título (no se aporta aquí, desde luego, la visión indígena de los libros del "Chilam Balam"). Lo mejor de la película es una anécdota que cuenta Duilio Greenberg Farías: al parecer, los mayas que actuaban, y que tenían la misión de hacerse los muertos tras el ataque de los españoles, seguían peleando contra los actores blancos y no se daban por vencidos. Esa rebelión orgullosa es mucho más interesante que la propia película.