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Wonderful Town (2007)

Wonderful Town
92 min.
6,0
294
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Tráiler (V.O.S.)
Sinopsis
La joya del cine tailandés del año "Wonderful Town" narra una historia de amor en un paraíso perdido al sur de Tailandia: Takua Pa, una pequeña aldea costera que se repone del tsunami que acabó con la vida de varios miles de personas. Tom, un arquitecto de Bangkok, se traslada hasta allí para supervisar las obras de reconstrucción de un hotel en la playa, arrasado por el tsunami sufrido 3 años antes. Instalado en el único hotel que queda en pie, su interés por Na, la joven propietaria del establecimiento, despertará la desaprobación de los pocos habitantes del pueblo, que no conciben que allí pueda florecer la esperanza. Mientras, ambos tratan de descubrir cómo dar sentido a su presente. Una película sobre el amor que nace donde no hay amor, como una flor que nace entre los escombros invisibles de Takua Pa. (FILMAFFINITY)
Género
Romance Drama Drama romántico
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Tailandia Tailandia
Título original:
Wonderful Town
Duración
92 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
2008: Festival Internacional de Rotterdam: Mejor película- Tiger Award
2008: BAFICI: Selección oficial largometrajes a concurso
"Intenso drama amoroso, narrado con ejemplar contención (...) Puntuación: ★★★★★ (sobre 5)."
[Fotogramas]
"Melancólica historia de amor (...) Assarat aborda su primer largometraje de ficción con sorprendente control de la forma y capacidad de hechizo"
[Diario El País]
4
3
Positiva
0
Neutra
1
Negativa
4
La culpa es de los rusos
Ritmo:
1. m. Orden acompasado en la sucesión o acaecimiento de las cosas.

Es la primera acepción en el diccionario de la RAE.

“Wonderful Town” puede ser muy lírica, puede ser mística, puede ser hermosa dentro de un concepto decrépito (la ciudad de Takua Pa). Pero el devenir de las olas, no crea una historia. Podemos quedarnos ensimismados observando la marea, pero no deja de ser un ejercicio carente de argumento.

Los rusos comenzaron usando este lirismo en el cine. El testigo cayó en tierras iraníes. Y los festivales y humanistas estuvieron encantados de este goloso caramelo. Ahora, el testigo se acerca al cine tailandés. Si bien otros directores como Pen-Ek Ratanaruang, han sabido buscar un equilibrio rítmico-argumental, muchos otros han optado por sumergirse en largos planos y secuencias sin sustancia argumental. Tengo una amiga, que cuando estamos de paseo por la Tramuntana, se queda absorta contemplando una flor, o una piedra con forma extraña. Al principio esperaba, preguntándome que provocaba el embobamiento de mí amiga. Con la experiencia y el tiempo perdido esperando que saliera de sus ensoñaciones, caí en la cuenta que sus minutos no pasaban como los míos. Su mirada perdida no era más que las ganas de hacer pasar el tiempo.

El director Aditya Assarat usa esa mirada perdida para hacer perder mis minutos, para tapar ese hueco argumental que no llegan a tapar los dos actores no profesionales de esta película. Sus actuaciones, muy loables y por supuesto basadas en gestos, mimos y silencios, casan perfectamente con una ciudad muerta: física y mentalmente. Si bien bajo mi punto de vista, hubiera usado más esta relación de amor de una forma colérica, ardiente y fogosa que contrarrestara tanta vida inerte, tanto deambular por un lugar inhóspito y extraño.

“Wonderful Town” recuerda mucho a esa extraña y compleja película de Jia Zhang Ke llamada “Naturaleza muerta”. Pero a diferencia de esa película china, a la tailandesa, le falta camino.
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22 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La ciudad sin prodigios
Cuando, el 26 de diciembre de 2004, el tsunami del Océano Índico devastó las costas de diversos países asiáticos (llegando incluso a África) y borró del mapa en un instante a un cuarto de millón de personas, marcó un antes y un después en la era actual.
Tailandia fue uno de los más afectados, y las imágenes de la tragedia aún permanecen grabadas en la memoria colectiva.
Aunque, sin duda, la vida sigue, las colectividades olvidan pronto y comienzan a reponerse de las catástrofes con ese instinto de conservación que triunfa por encima de casi todo.
No es que "Wonderful town" sea un reflejo de la catástrofe ni pretenda resucitar morbosamente recuerdos asoladores. Simplemente, muestra una pequeña ciudad tailandesa que se va recuperando lentamente, portando los frágiles fantasmas de un pasado reciente de destrucción masiva. Un silencio indefinible se desliza por la atmósfera, un silencio triste de una población que seguramente tuvo que empezar de nuevo y que al mismo tiempo trata de mirar a un futuro lleno de incertidumbres.
"Wonderful town", a mi manera de ser, es una modesta mezcla entre cine intimista y cine social, quedándose a medio camino en sus pretensiones.
La historia, veraz y natural, se centra en el ambiente apagado y calmo en el que la pequeña ciudad se sumerge. Un cielo casi perpetuamente nublado y lluvioso sirve de techo a la belleza en la que la cámara se recrea. Una belleza que no va más allá de los edificios ennegrecidos por la humedad, de un terreno de colinas y montañas escarpadas que rodean a la ciudad con su manto de oscuridades y penumbras, de una vegetación exuberante.
Ahí es donde Na, la callada y tímida Na, regenta su hotel, que languidece tranquilamente por la falta de bullicio. Las heridas del pasado, heridas que hablan de muertes y ausencias, cicatrizan suavemente, y ella contempla el transcurrir de los días sin más horizontes que los que puede observar desde la azotea, mientras tiende la ropa de la clientela.
Hasta que un día la monotonía se deshace con la aparición de Ton, un joven arquitecto que viene a supervisar la construcción de un hotel cercano y que busca la tranquilidad y el silencio. Al contrario que la mayoría, huye del mundanal ruido de Bangkok, de las aglomeraciones, y viene gustosamente a perderse en ese rincón donde Na sueña sin demasiadas esperanzas.
El romance irá surgiendo despacio, dulce y lleno de calladas ilusiones.
Pero sutilmente amenazado por los alambres de espinos representados por una sociedad más cerrada de lo que parece a simple vista.
La historia de Assarat se queda corta, indudablemente, y abusa de los planos dirigidos a ninguna parte, tratando quizás de compensar la escasez argumental con imágenes parsimoniosas. El resultado, en mi opinión, es bello pero algo pobre.
Aunque desde luego que hay magia.
Y la punzada de lo imposible.
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15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
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