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Luis II (2012)

Luis II
130 min.
6,4
26
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4
Una olvidable versión de Ludwig
Ludwig II de Baviera es un personaje histórico con características muy atractivas para hacer una película sobre su vida, así, hay varios antecedentes fílmicos como la memorable Ludwig - Luis II de Baviera hecha en 1972 por Luchino Visconti. Esta nueva película pudo ser una versión aggiornada de la biografía, tanto en cuanto a la forma de mostrar los hechos reales como a la interpretación de los mismos. Sin embargo el resultado es un relato chato, por momentos aburrido, sin precisión en cuanto a la localización de la mayoría de los eventos (¿ocurre en Munich, en Francia, en cuál de los castillos de Ludwig?) y que no aporta nada nuevo al diagnóstico de la personalidad del "Rey loco", ni a la forma de mostrar sus síntomas.
Pareciera que los directores hubieran tenido dificultades para rodar en los magníficos escenarios naturales o los interiores en los que se desarrolló la historia que quieren contar. De otro modo no se explica por qué se muestran poco y no se usan para ilustrar los rasgos excéntricos o controvertidos de Ludwig. Por ejemplo, no se aprovecha Versalles durante las entrevistas con Napoleón III en ese Palacio; no se muestra la Gruta de Venus, ni el comedor adonde Luis comía solo y sobre una mesa dispuesta para cuatro comensales, que descendía a la cocina y luego era izada, de modo que nadie viera ni fuera visto por el Rey; ni la inmediatez del dormitorio que asignó a Wagner con el suyo, claro indicio de su adoración por este músico, además de su dependencia; ni, entre muchas otras posibilidades, la recreación de un cielo nocturno estrellado sobre su cama, al que observaba durante muchas horas, incluso durante el día.
Ninguna actuación es encomiable, salvo las de Hannah Herzsprung y Paula Beer, que muestran solidez en la interpretación de los roles de Sissi y de Sophie de Baviera, respectivamente. Además, la vaga similitud en sus semblantes es apropiada ya que Sissi y Sophie eran hermanas. La elección de dos actores para encarnar al Rey joven y al mayor fue muy desafortunada, a tal punto que cuando se produce el cambio lleva unos minutos reconocer a Luwdig en el nuevo actor. Las diferencias en la fisonomía de uno y otro no corresponden al envejecimiento de una persona. Al envejecer se puede engordar o adelgazar, pueden cambiar algunos rasgos faciales, pero salvo la aparición de alguna patología, nunca aumentar el volumen del torso, el tamaño de la cabeza, o aparecer un respingo en lo que fue una nariz recta. El resto del elenco fue envejecido agregándole barba y bigote a la mayoría, de manera simple y poco convincente.
Creo que es una película que puede verse, pero olvidable.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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