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El infierno (C) (2019)

El infierno (C)
21 min.
6,3
68
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Sinopsis
Chennu cometió con 15 años su primer delito: ser niño de la calle. Y entró en el infierno: Pad­emba Road. La cárcel de adultos de Freetown. En el infierno manda Mr. Sillah y no hay espe­ranza. Chennu consiguió salir tras cuatro años. Ahora quiere volver.
Género
Documental Drama Cortometraje
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ España España
Título original:
El infierno
Duración
21 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
2019: Premios Goya: Nominado a Mejor cortometraje documental
8
Crítica de El infierno por Cinemagavia
*Los condenados de Pademba

En la prisión de Pademba en Sierra Leona las condiciones de vida no existen. Son condiciones de muerte. Los presos se declaran no culpables ante la mítica pregunta: ¿Te consideras inocente o culpable? La mayoría están allí acusados de asesinato y son condenados a muerte, o los más afortunados (si se puede hablar de fortuna en ese lugar) están allí en cadena perpetua. Pero hay otros, algunos de ellos menores, que están allí por solamente vagar sin rumbo por las calles.

Allí dentro y lo que rodea el exterior de esa feroz prisión no parece tener mucha diferencia, aunque para los que tienen la oportunidad de salir, sí. Se quejan de las deplorables condiciones con las que subsisten allí: no hay agua, ropa, no hay cepillos de dientes, jabón o medicinas, no hay nada, no tienen nada; otros tienen "solo" sarna, sida o tuberculosos, enfermedades que padecen muchos de ellos.

Chennor es el protagonista de El infierno. Dice que es un gánster, que perdió a su familia antes de poder recordarlos y que lleva en la calle dieciséis o diecisiete años. Él y su grupo duermen sobre las lápidas del cementerio. Antiguo interno de la cárcel de Pademba, Chennor hace visitas ocasionales al infierno de de ese lugar para hacer labores de voluntariado. En el exterior trata de reunir la fianza de algunos de los chicos. Allí tiene muchos amigos. Cuando uno de ellos es liberado corre como si no hubiera principio ni final. Parece que el mundo exterior no es muy diferente, pero al menos puedes sentirte libre para correr, para alejarte del infierno. Sin embargo, también es cierto que la libertad se acoge con cierta tristeza, con cierta incredulidad.

*Cómo ver directamente a los ojos

En un lugar como aquel en Sierra Leona la miseria solo puede engendrar enfermedad, violencia, penurias de todas clases, odio y muerte. Los amigos pueden convertirse en tus enemigos y tus enemigos pueden acabar siendo lo contrario. Todos luchan por sobrevivir y en esa lucha cometen errores que se pagan caro. En la prisión de Pademba nadie estuvo allí, nadie hizo nada malo; todos parecen estar en el lugar equivocado en el peor momento. No importa.

Víctimas y victimarios son el efecto de la misma causa, la pobreza y la falta de posibilidades; se les niega la vida y la propia humanidad. No hay escapatoria y este cortometraje, con sus giros de cámara, su música, su historia, sus personajes y la angustia de su guion, al que pocas imposturas pueden añadirse, es un reflejo, un testimonio de lo que sucede muy lejos de países en un estado de bienestar donde lamentablemente el infierno de Pademba queda muy lejos. La aspereza y la brutalidad del discurso es lo que conocemos como realidad. Y son de agradecer proyectos como El infierno.

*Conclusión

A veces es muy fácil juzgar, pero Raúl de la Fuente lo que hace es mostrar desde dentro un problema que es más que un problema, es la esencia misma de un lugar donde el condicionamiento social y económico es brutal, estremecedor. Por eso a lo que muchos prefieren cerrar los ojos, como cuando a los presos se les obliga a cubrirse la cara, otros denuncian mostrando. En Pademba el infierno no es ese lugar subterráneo donde el calor es insoportable, El infierno que nos trae de la Fuente es otra cosa.

Escrito por Belén Martín Arija
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