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El engaño (1966)

El engaño
98 min.
5,6
62
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Sinopsis
Renee, está casada con Alexandre, un hombre mucho mayor que ella. Cuando conoce al hijo de Alexandre, Maxime, comenzará a sentirse atraída sexualmente por él. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
La curée
Duración
98 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Italia;
Grupos
Adaptaciones de Émile Zola
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“Una pintura auténtica del derrumbe de una sociedad”
Se dice que, compenetrado con las teorías acerca de la influencia del medio y de la raza sobre el individuo de Hippolyte Taine -además de otros estudios con los que buscaba comprender mejor a la sociedad de su tiempo-, fue la razón para que, el escritor Émile Zola, emprendiera su largo proyecto sobre Los Rougon-Macquart que, entre 1871 y 1893, dio como resultado la publicación de 20 novelas que, como el mismo subtituló, son “La historia natural y social de una familia bajo el segundo imperio”, pero también para Zola, esta saga significaba “una pintura auténtica del derrumbe de una sociedad”.

El primer volumen, “La fortuna de los Rougon” (1871), trata del ambicioso, Pierre Rougon, empeñado en ocupar un destacado lugar en la alta sociedad, y para alcanzarlo, se ha dejado bien guardada toda suerte de escrúpulos. La segunda novela, “La Curée” (publicada el mismo año y traducida al español como La Ralea y luego como La Jauría), tendrá como protagonista al hijo de Pierre, Aristide Rougon, quien, al viajar a París, también en busca de fortuna como su padre, se cambiará el apellido por Saccard y se casará en segundas nupcias con una sensual y muy rica mujer llamada Renée –unos cuantos años menor que él- y se la llevará a vivir a la lujosa casa en la que ahora vive junto al retoño de su primer matrimonio, el joven y apuesto Maxime.

Con una puesta al día de Claude Choublier y un guión firmado por Roger Vadim y Jean Cau, “EL ENGAÑO”, sigue de alguna manera la historia de Zola: Consigue reflejar el hastío con la vida material que lleva Renée (cuando dispara sobre los objetos que decoran el cuarto de Maxime; al quemar, en otra ocasión, el velo que cubre su lecho…); muestra la manera inescrupulosa como, el burgués Rougon, se sirve de la riqueza de su esposa para sus fines personales, y al final, es lo único que le importa; y entre otras cosas, da cuenta de la falta de lealtad del hijo, cuando, ante la escasa respetabilidad que le ha inspirado su padre, comienza a prestarse al juego que le propone la vida.

Pero, no obstante contar con una base argumental bien importante; tener a dos grandes actores como Michel Piccoli y Jane Fonda; y contar con un estupendo director de fotografía como lo fuera Claude Renoir, a Vadim le falta pasión para recrear el drama y por su vacua pretensión de convertir, a su entonces esposa, en una nueva Bardot, se solaza en una serie de planos eróticos que, en su momento atrajeron a un grueso público, pero que hoy lucen sin resalto alguno y hasta con algo de bobería, como cuando Renée, estando sola en su alcoba, al entrar en cámara de frente, se cubre los senos con esa espontánea reacción de “me están viendo”. Es evidente, y lo demostró a lo largo de su filmografía, que Vadim sabía más del fuego del sexo que del calor del alma… y es precisamente por esto, que su historia no consigue atrapar lo suficiente, y el gran escritor naturalista no es debidamente compensado.

Sin embargo, al filme se le abonan algunas metáforas visuales muy acertadas (el primer encuentro sexual entre Renée y Maxime reflejado en una figura que distorsiona sus cuerpos; la caída con el auto al agua, al llegar a la granja del instructor chino; el buda y la calavera antepuestos a Renée y Alexandre, respectivamente, cuando regresan al hogar. Por su parte, la ambientación es muy ajustada a las condiciones de los Saccard, con unos decorados plagados de chécheres que reflejan muy bien los vacíos de sus almas; y la fotografía da cuenta de ese ensueño que mantiene obnubilada a esa decadente familia en la que, cada quien, es capaz de traicionar al otro con tal de salirse con la suya… y también hay quien sea capaz de aniquilar moralmente con tal de que, en detrimento suyo, otro no logre lo que pretende.

Mejor leer la novela, pero en ausencia de ella, vale ver esta película. Émile Zola es otro de los grandes de la literatura.

Título para Latinoamérica: “LA PRESA ERÓTICA”
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4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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