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Venganza (Cornered) (1945)

Venganza (Cornered)
102 min.
6,1
276
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Sinopsis
Cuando es desmovilizado al terminar la guerra, el aviador canadiense Laurence Gerard vuelve a Francia para descubrir quién ordenó matar a un grupo de resistentes entre los cuales estaba su novia. Identifica a un colaborador del gobierno de Vichy y le sigue la pista hasta Argentina, donde el nazismo está lejos de haber desaparecido... (FILMAFFINITY)
Género
Cine negro
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Cornered
Duración
102 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
7
Acorralado
Producida por Adrian Scott para la RKO, se estrena el 25-XII-1945 (EEUU). La realización se encarga a Dmytryk, amigo y colaborador de Scott. Los nombres de ambos se incluyeron (1948) en la ominosa lista "Los 10 de Hollywood", elaborada por la Comisión de Actividades Antiamericanas del senador McCarthy. La acción tiene lugar en Londres, Francia y Buenos Aires en los últimos meses de la IIGM.

La historia se basa en un argumento, de gran actualidad en su momento, escrito por John Wexley y Ben Hecht (no acreditado). Focaliza la atención en la amenaza nazi y su vigencia. Jerarcas alemanes y destacados colaboracionistas se trasladan a Sudamérica, en busca de refugio y de nuevas bases de operaciones, ante la proximidad de la derrota del III Reich. Los personajes quedan poco desarrollados en beneficio de la descripción minuciosa de los ambientes oscuros y tenebrosos en los que habitan los criminales. Éstos se amparan en la destrución de pruebas de su identidad y de su pasado y en una densa maraña de chantajes, sobornos, amenzas y asesinatos a sangre fría. El personaje principal, el piloto de aviación canadiense recién licenciado, Laurence Gerard (Dick Powell), se mueve por ansias de vengar la muerte de su esposa, una muchacha francesa de 20 años, con la que compartió 20 días de matrimonio. A causa de la delación de un colaboracionista nazi, en grupo de la Resistencia del que formaba parte la chica, cae víctima de la furia nazi.

De Laurende Gerard se conoce su determinación, inteligencia, impaciencia, capacidad de trabajo en solitario, tenacidad, nacionalidad, edad (34 años), profesión (ingeniero) y poco más. Los procesos internos de su reacción ante la evolución de los acontecimientos quedan fuera del relato. De Melchior Incza (Walter Slezak) se conoce la ambigüedad de sus lealtades y pocas cosas más. Los diálogos tienen gran importancia. Construidos con esmero y fluidez, sobre ellos recae gran parte la explicación de las incidencias que jalonan el desarrollo del relato. La dirección muestra una notable capacidad narrativa y una acertada creación de una atmósfera densa, misteriosa y amenazante, que constituye uno de los principales méritos del film. Combina con habilidad imagen, sonido, diálogos y acción, en orden a dotar la obra de un nivel convincente y absorbente de dramatismo y tensión.

La música, de Roy Webb ("El cuarto mandamiento", 1942; "Retorno al pasado", 1947) hace uso de melodías trepidantes de viento y percusión, que crean sentimientos de temor y ansiedad. La fotografía, en B/N, de Harry Wild ("Los caballeros las prefieren rubias", 1953), se sirve de fuertes contrastes de luz, intensas manchas oscuras, espacios cerrados y siniestros, bien ensamblados y adecuadamente resueltos.

Gran parte del equipo técnico y el actor principal de la obra, habían coincidido meses antes en el rodaje de "Historia de un detective" (1945). Ambos films forman parte de las piezas de cine negro más sólidas del Dmytryk.
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20 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
Historia de una película
A veces ocurre que el trasfondo de una película, lo que ocurre entre bambalinas mientras es realizada, resulta más interesante que el filme en sí; precisamente esto es lo que sucede con esta cinta de Dmytryk, cuyas debilidades o insuficiencias sólo pueden explicarse atendiendo a las curiosas circunstancias históricas que rodearon su concepción y rodaje.

Partiendo del guión original de John Wexley, lo que la película pretendía era construir un sólido discurso antifascista que, además de insistir en la inutilidad de las luchas individuales en favor de las colectivas, denunciaba claramente el colaboracionismo de algunos paises, en este caso Argentina, con el régimen nazi. Sin embargo, cuando el espectador ve hoy la película, todo este mensaje ha quedado atenuado o desdibujado, limitando llamativamente las posibilidades del argumento. Esto se debió a las presiones que el Departamento de Estado norteamericano ejerció sobre la RKO para evitar un conflicto con Argentina, país que a lo largo de 1944 (mientras se realizaba la película), previendo la inevitable derrota alemana, cambió de alianzas, lo que hacía enormemente desaconsejable permitir que un filme tan crítico saliera adelante.

Para Dmytryk, entonces miembro del Partido Comunista (como Wexley), los sucesos que rodearon la realización de "Cornered" supusieron su particular cruce del Rubicón, ya que se vio fuertemente criticado por el propio Wexley, así como por otros miembros significados del partido en Hollywood, como los guionistas John Howard Lawson y Albert Maltz (ambos, junto con Adrian Scott, productor de este filme, y el propio Dmytryk, pertenecientes al conocido grupo de los "Diez de Hollywood", que sería condenado durante la "caza de brujas"). Dmytryk siempre negó presiones políticas que censuraran el contenido político de la película y acusó a sus antiguos camaradas de ser ellos los únicos que en su afán antifascista querían cargar el argumento de propaganda; hoy se sabe, pues se han encontrado los documentos, que su versión es falsa, pues existieron directrices muy claras por parte del estudio (a instancias del Asistente del Secretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, que no era otro que Nelson Rockefeller), las cuales desembocaron en una alteración significativa del guión, ahora firmado por Paxton, y convenientemente dulcificado.

Así, lo que nos queda en "Cornered" es un filme bien realizado en lo formal, que logra una curiosa mezcla entre lo exótico y lo tenebroso, recurriendo a las técnicas fotográficas propias del cine negro, entonces en eclosión; la misma trama deviene -a causa de la mencionada depuración- en un thriller oscuro, en el que las claves son el afán de venganza del protagonista y la ausencia de moral e hipocresía del malvado nazi y de quienes le encubren. Los personajes, o al menos muchos de ellos, quedan desdibujados, especialmente los miembros del grupo antifascista, que parecen desorganizados, diluyéndose así por completo las intenciones del guión original, hasta el punto de que la película parece fundamentalmente el relato de un ajuste de cuentas individual, desprovisto de toda iniciativa colectiva.

Quizá lo más irónico de todo es que fue esa intervención censora al más alto nivel la que, con la connivencia del estudio y de Dmytryk, salvó a la película, que de otro modo jamás se hubiera llegado a proyectar, víctima temprana de unos intereses de estado que afectarían profundamente a la cultura estadounidense en la inminente guerra fría.
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16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
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