China (1943)

"China" narra la historia de dos americanos que se ven envueltos en el conflicto bélico entre China y Japón de principios de los 40. Uno de ellos, Mr. Jones, rudo y egoísta, terminará apoyando la causa china ante la barbarie del ejército japonés.
Excelente película de John Farrow en la que demuestra que en menos de ochenta minutos se puede hacer una pequeña joya del séptimo arte plena de acción, emociones y un ritmo prodigioso. Farrow no sólo maneja con asombrosa agilidad la cámara sino que sabe 'llenar' cada escena, a veces de un lirismo estremecedor. El uso del blanco y negro y la excelente fotografía de la cinta contribuyen a ello en gran medida.
Cuenta, el buen director norteamericano, con un notable guión y unos diálogos memorables. Se establece con ellos la eterna pugna entre el bien y el mal, entre el amor y el odio. La Srta. Grant (adorable Loretta Young) refleja la bondad, la dulzura y la compasión. Mr. Jones (colosal Alan Ladd) egoísmo, frialdad y desconsideración. Cuando entra en contacto con la barbarie del enemigo ya no le detiene ni el amor. Se convertirá en un valiente y luchará por una causa justa, pero seguirá su camino siempre marcado por el odio.

No defraudará nada a quien se ponga con esta película de guerra, una aventura en manos del siempre vivaracho Alan Ladd. Sólo a un americano se le puede ocurrir ponerse a vender gasolina a los japoneses en China cuando llevan nueve años invadiendo esas tierras. La acción se sitúa justo antes del bombardeo de Pearl Harbor y el señor Jones (Alan Ladd) es amigo de los japos, el tema de la guerra le aburre y se muestra altivo con los chinos presumiendo de ser americano. En fin, que tras un inicio muy bueno con William Bendix frente a la cámara avanzando bajo el fuego de las bombas y buscando a su colega para marcharse de allí, las cosas cambiarán.

Sorprende el ritmo y el avance del argumento sin altibajos, siempre mantiene a uno atento y la acción da para conocer a una mujer que supone el aspecto romántico de la aventura. La película añade su fondo religioso de una forma razonable, sin tintes fanáticos, y tiene su lado cruel, no esconde el drama de la guerra, siempre sin salirse de los márgenes de ese guion que marca, podríamos decir, la carretera por la que intentarán escapar.