- Sinopsis
- Dos familias de empresarios, los Galván (dueños de una empresa de ropa) y los Rivera (dueños de una marca de perfume) ven como sus vidas se cruzan gracias a que sus respectivos primogénitos, Alicia (Marián Aguilera) y Diego (Jesús Olmedo) se hacen pareja. Los padres quieren que se casen y conseguir así sus ambiciosos fines empresariales, ya que los Galván terminarían así con su precaria situación económica y los Rivera adquirirían el prestigio que les falta. Pero ambos cabeza de familia no contaban con que el amor está por encima de las clases sociales... Y Alicia Galván se enamora de Javier (Roberto Enríquez), un perfumista que trabaja para ellos. (FILMAFFINITY)
- Género
- Serie de TV Drama Romance Telenovela
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 2001 /
España - Título original:
- Esencia de poder
- Duración
- 30 min.
- Guion
- Compañías
Esencia de Hedor Eterno
17 de septiembre de 2019
Primera Telenovela de la era milenial: lo suficientemente pija para encandilar a las, por aquel entonces, veinteañeras y lo suficientemente inocua, predecible y aburrida para joderte la tarde si alguien monopolizaba la televisión viendo éste bodrio.
Contaba en su haber con la cara bonita de María Aguilera, el Viriato Roberto Enríquez y el esperpento Jesús Olmedo.
La serie es un buen ejemplo de como las cadenas de televisión españolas son expertas en conseguir lo que ni la física cuántica ha logrado descifrar: cómo mantener el movimiento perpetuo de basura televisiva retroalimentandose a base de la peor chusma televisiva: a algo se tendrán que dedicar.
En especial a Jesús Olmedo, actor cuya única pole es el percutirse a la Nerea Garmendia, pues ni en ésta telenovela tercermundista vestida en el Primark ni en su obra de teatro " 'No estoy muerto, estoy en Callao" consigue hacernos creer que es el macho alfa de la interpretación.
Despreciable engendro cocinado en las troneras de Telecinco.
Contaba en su haber con la cara bonita de María Aguilera, el Viriato Roberto Enríquez y el esperpento Jesús Olmedo.
La serie es un buen ejemplo de como las cadenas de televisión españolas son expertas en conseguir lo que ni la física cuántica ha logrado descifrar: cómo mantener el movimiento perpetuo de basura televisiva retroalimentandose a base de la peor chusma televisiva: a algo se tendrán que dedicar.
En especial a Jesús Olmedo, actor cuya única pole es el percutirse a la Nerea Garmendia, pues ni en ésta telenovela tercermundista vestida en el Primark ni en su obra de teatro " 'No estoy muerto, estoy en Callao" consigue hacernos creer que es el macho alfa de la interpretación.
Despreciable engendro cocinado en las troneras de Telecinco.
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