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Varda por Agnès (2019)

Varda por Agnès
115 min.
7,3
708
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Sinopsis
Un documental de Agnès Varda que arroja luz sobre su experiencia como directora, brindando una visión personal de lo que ella llama "escritura de cine", viajando desde la Rue Daguerre de París a Los Ángeles y Pekín.
Género
Documental Documental sobre cine Biográfico
Dirección
Reparto
Documental
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Varda by Agnès
Duración
115 min.
Guion
Fotografía
Compañías
Premios
2019: Festival de Berlín: Sección oficial (fuera de concurso)
6
La gente y los espejos
Agnès Varda siempre ha sido amante del juego de los espejos. Es casi una marca persoal: el acabado final de cada una de sus películas no puede leerse obviando la mirada del espectador. Alguien podría objetar que así sucede con qualquier pieza cinematográfica. En realidad, con cualquier obra artística. Pero el caso es que existe determinado cine (así como novela, cuadro, opera etc.) cuya construcción (especialmente si estamos ante el archi-conocido caso de los tres actos) parte de y termina en la exposición de una tesis. Sin embargo, la directora de títulos como Cloe de 5 a 7 o Los espigadores y la espigadora siempre confia su tesis a esta tercera eprsona que es el espectador. En sú penúltimo título Caras y lugares, el ejercicio consistia en trasladar a la gran pantalla el proceso de sobreimpresión de una serie de retratos a determinados espacios (desde contenedores hasta edificios). Es decir: los ojos de los espectadores obserbavan, desde sus butacas, el efecto que dichos retratos (expuestos en inmensos lugares) provocaban a sus observadores. Su último trabajo es un repaso a la filmografía de Agnès Varda realizado por la misma directora. Si a eso sumamos que su estreno en cines tiene lugar poco después de su muerte, el juego de espejos de Caras y lugares casi parece un juego de niños.

Pero empecemos desde el principio. La propuesta de Varda por Agnès se parece mucho a una master class. La directora presenta, desde el escenario de un auditorio, recortes de sus películas que van proyectándose en una gran pantalla, acompañados por sus comentarios. Como en el título anterior, el público observa el acontecimiento pasado por el filtro de lo cinematográfico. Obviamente, ahí es dónde entra el juego de espejos: el espectador no sólo acompaña a Varda en sus re-lecturas, sino que también puede re-leer cada uno de los comentarios de la directora en tanto que fragmentos de otra película. Y la cosa no acaba aquí. El fuerte peso que la mirada del espectador ejerce en sus trabajos jamás impidió a Varda manifestar la suya. No sólo en cuestiones ideológicas: recordemos la exhibición de sus manos arrugadas (Los espigadores y la espigadora), la representación de su pérdida de visión (Caras y lugares) o la plena consciencia de encontrarse en la recta final de su vida (ídem). Varda siempre dejó constancia de su presencia, reivindicando la mano que sostiene la batuta. Sin embargo, ahora nos encontramos ante su último trabajo, dedicado a re-exponer su obra y que vemos desde una plena consciencia de pérdida. Esta vez estamos ante una lectura que excluye por completo la mirada de la directora.

En cierto momento de la película, Agnes Varda señala que sus películas no son para ella, sino para el público. En cierto modo, este último trabajo suyo parece más para ella que para el público. Casi parece una auto-concesión que la directora se permite, un premio auto-otorgado a modo de despedida. Y de hecho, si hiciéramos el experimento de proyectar Varda por Agnès ante los ojos de un espectador que no conociera la obra de la directora ni tampoco la noticia de su defunción, seguramente descubriríamos que tal sujeto no podría hacer más que una lectura prácticamente vacua. Y esta es, en mi opinión, la crítica que cabría hacer al último trabajo de la directora francesa. Sin embargo, ahí está el juego de los espejos que nos brinda, en esta ocasión, una agradable dosis de nostalgia. A fin de cuentas, estamos ante el elegante cierre de la filmografía de una autora de trayectoria casi excepcional y que siempre destaco, sobretodo, por su infinita modestia.
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Crítica de Varda por Agnès por Cinemagavia
Una maestra que adora su trabajo

Varda por Agnès respira un respeto y amor profundo por parte de la directora a su propio trabajo. Varda se presenta en un teatro como una maestra ante un público que podría ser un grupo de alumnos. La clase que ofrece se imparte a través de fotogramas de sus películas, anécdotas personales y entrevistas. Además, se divide en dos partes: siglo XX y siglo XXI. Esta división es importante y acertada porque explica como la directora ha evolucionado junto a los recursos audiovisuales y como ha pasado de ser cineasta a artista.

El largometraje demuestra que Varda ha sido una mujer muy prolífica que nunca ha dejado de trabajar y que desde los inicios de su carrera ha sentido una profunda necesidad de expresión artística. No ha tenido miedo a evolucionar o experimentar con otros formatos.

La belleza en las cosas más sencillas

Varda por Agnès transmite desde el primer minuto que una de sus principales inspiraciones es filmar lo que existe a su alrededor, retratar a aquellas personas que no suelen encontrar su espacio en el cine convencional. Para la directora no hay nada banal y así lo ha traducido en sus obras, ha retratado desde una mujer que teme una muerte inminente, Cleo de 5 a 7 (1961), hasta gente que se dedica a recolectar los desperdicios ajenos, Los Espigadores y la espigadora (2000).

Por si quedaba alguna duda, el largometraje reafirma el peculiar punto de vista de la cineasta: una mujer que encuentra belleza en los detalles y que todo le apasiona.

Respeto y empatía

Otro elemento clave del documental Varda por Agnès y de su trabajo en general es el profundo respeto que siente por las personas que filma. Esto está directamente relacionado con los temas tratados en su filmografía, siempre se observa una intencionalidad social, muy influenciada por la corriente Nouvelle Vague que experimentó en sus primeros años.

Conclusión

La sensación que se queda tras visualizar Varda por Agnes es que realmente lo que se está juzgando es la carrera en conjunto de Varda y no un documental de 115 minutos. La directora presenta su obra sin pretensión, explica de forma accesible y sencilla sus ideas, sin conceptos rimbombantes y para todo tipo de públicos.

Es un trabajo ideal para conocer más a fondo a la cineasta, invitando a acudir a su filmografía. Es un largometraje apto para los que están familiarizados con su obra, casi como una conclusión a todo su trabajo. Por otro lado, es una pieza ideal a modo de introducción al maravilloso cine de esta directora.

Escrito por Marina López
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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