Nabat (2014)

Potente, poético, desgarrador y visualmente imponente drama azerbaiyano que tiene una maravillosa fotografía, una trama simplista pero absolutamente reveladora desde lo cotidiana de una guerra desfasada de plano y una magnífica interpretación de Fatemeh Motamed Arya. Simplemente roza la perfección desde su estructura visual y narrativa.
El director y coguionista Elchin Musaoglu logra conjugar una trama pausada e intensa, con una fotografía y ambientaciones espléndidas; todo para contar colateralmente las consecuencias de la guerra en la vida de todos los días. Lo logra con un pulso firme y excelsamente fílmico para deleitar de principio a fin.
La historia se mete en la vida de Nabat (Fatemeh Motamed Arya), una mujer campesina que vive con su marido Iskender (Vidadi Aliyev), un trabajador forestal viejo y enfermo. Ambos viven en una pequeña casa alejada del pueblito de montaña azotado por la guerra.
No tienen nada pero logran casi todo lo que necesitan, por eso Nabat ordeña todas las mañanas a su esquelética vaca para juntar un par de tarros de leche y llevarlos a casa de cuñada para que los vendan en la ciudad y así poder comprar los medicamentos para su marido.
Con su hijo fallecido en el frente de batalla, su marido moribundo y la aldea semi abandonada, Nabat se empecina en vivir y luchar, no perder los recuerdos recorriendo esas callecitas empedradas que guardan su pasado y su destino, hasta se permite ayudar a una loba que merodea su morada.
Todo tiene un tiempo, un desarrollo y un encuadre para transmitir un contenido deseado, al mejor estilo del húngaro Béla Tarr; no sobran los diálogos, sólo tiene los necesarios y por eso alcanza una maestría pocas veces vista. Una obra dramática imperdible por donde se la mire y recomendable de principio a fin. Para resaltar ese plano a contra luz del atardecer de la protagonistas atravesando las colinas y creando casi una obra de arte pictórica.

Calificación Fanaseriecine: 9 sobre 10