Las chicas del bingo (1982)

Largometraje filmado a duras penas en base a contar historias sencillas -más bien vulgaridad cotidiana con un punto de simpleza- en la que J. Esteban no encuentra pulso narrativo ni el modo de encarar el reto.
Su ritmo e intensidad resultan irregulares pero, en general, tiende a la lentitud, su sentido del humor es poco afortunado, trasmite cierta desgana, apenas posee algún detalle que destacar, carece de sorpresas, no ofrece ninguna aportación cinematográficamente valiosa y apenas consigue trasladar a la pantalla algo distinto a una futilidad inane.

Película que no permite cantar una línea y que apenas merece el esfuerzo de escribir sobre ella.