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Todos somos necesarios (1956)

Todos somos necesarios
84 min.
6,5
523
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Sinopsis
En 1950, una vez cumplidas sus condenas, tres presos muy diferentes -un médico (Alberto Closas), un funcionario (Ferdinand Anton) y un ladrón (Folco Lulli)- abandonan la cárcel rumbo a sus nuevas vidas. Los tres acuden a la estación de tren para viajar a la ciudad. Mientras esperan en la estación, sueñan con esa nueva etapa que les espera y las esperanzas que albergan de esa nueva vida. Aunque la cruda realidad de enfrentarse a la sociedad es algo que oscurece esta nueva oportunidad. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Drama social Trenes / Metros
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Todos somos necesarios (Ritorno alla vita)
Duración
84 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción España-Italia;
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Premios
1956: Festival de San Sebastián: Mejor película española, director, guión y actor (Closas)
9
AUNQUE SÓLO SEA POR UNAS HORAS
Este extraordinario director -de los mejores de España- sufre un extraño y persisitente olvido que, si no fuera por la oportunidad que nos da Filmaffinity, no podríamos reivindicar. Algunos intentamos ponerlo en su sitio, o sea, en lo más alto del cine patrio. Nieves Conde quiso emular a los grandes directores americanos de cine negro y de suspense y nos regaló una obra maestra titulada "Los peces rojos". En esta ocasión apela al emotivo mensaje de Capra " La vida de cada hombre toca otras muchas vidas y si él no está allí dejará un tremendo vacío" y nos obsequia con esta comprometida y, a la vez, entrañable película titulada "Todos somos necesarios".
El argumento gira en torno a tres expresidiarios que acaban de salir de la cárcel y que han de tomar un tren para regresar a sus hogares. Una vez en él se les presentarán los primeros problemas al enfrentarse con los prejuicios del resto de pasajeros.
Basándose en un extraordinario guión, Nieves Conde maneja su cámara con soltura a pesar de rodar en espacios muy reducidos y nos narra una historia dura con ciertos resquicios para la esperanza. Porque si dura, fría y calculadora es la deleznable actitud de la masa, más voluble que la chaqueta de un político, inesperada e imprudente a la vez que noble y valerosa es la reacción del expresidiario más rudo ante el llanto y el dolor infantil. Nieves Conde no oculta en ningún momento las miserias humanas, las dudas, los miedos. Lo que pretende es que el hombre reflexione, se sienta único e importante. Se sienta necesario para los demás. Aunque sólo sea por unas horas, tal vez unos minutos.
El nivel interpretativo de actores y actrices, protagonistas y secundarios, raya lo excepcional, dando una auténtica lección a cualquier actor/actriz español-a de los 80 en adelante. Son aquellos grandes actores de la doble T: talento+trabajo. Y, la interpretación de Folco Lulli como "El nene" es el no va más. El ejemplo de todos ellos sí que es necesario.
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27 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
El derecho a la reinserción social
Una trama coral que protagonizan tres ex-presidiarios que han cumplido su castigo por los errores cometidos, siendo rechazados y repudiados a pesar de haber saldado su deuda con la sociedad, eso es el tema de fondo que aborda con una clara definición de cada personaje tras abandonar el presidio que marca sus vidas para siempre. Un orgulloso estafador que quería conquistar la atención de su esposa; un tosco y alcohólico carterista; y un cirujano condenado injustamente por una supuesta negligencia. Juntos viajan en tren hacia sus respectivos destinos, pero en ese convoy también veremos reflejado un mosaico de personajes representativos de todos los extractos sociales con sus miserias y mezquindades, su hipocresía y su vanidad. Todos tendrán que responder ante una situación límite en una noche invernal atrapados por la nieve.

Humilde y emotiva película, una coproducción que no se resiente del casting internacional, y que contiene una corrosiva crítica social, a pesar de la infausta censura que el segoviano Nieves Conde consigue eludir, un cineasta a reivindicar por sus grandes trabajos a veces poco valorados. Alberto Closas da vida a este cirujano corroído por el rencor hacia una sociedad que le inhabilitó de ejercer su profesión desde su altruista código deontológico, ahora el destino le depara otra prueba de fuego ante una urgencia médica que requiere su intervención. Lo mejor del film es el variopinto retrato de una sociedad que no quiere perdonar los errores ajenos, mientras esconde y disimulas sus vergüenzas morales. Desde una puesta en escena ágil y creativa, coreografiada exclusivamente dentro de un tren, al que consigue extraer tu su jugo narrativo desde unos encuadres creativos y brillantes que expresan en todo momento el clima dramático de sus protagonistas.

Nieves Conde no desperdicia ni un segundo de sus ochenta y pocos minutos para darnos una lección de gran cine, sin grandilocuencias ni pedantería, mostrando la realidad de la vida en aquel momento, su costumbrismo provinciano, su altanería señorial y su materialismo económico, aunque sin apuntar directamente a ningún nivel social, a pesar de que todos quedan retratados, solo se salva por claro imperativo legal el sacerdote y el policía, como no podía ser de otra forma en aquella época. Es la reivindicación de la dignidad de unos hombres estigmados por el pecado que como bien señala su título: “Todos somos necesarios”, una oda al perdón y la oportunidad de ser una persona aceptada como cualquier ser humano. Cuando el cine es emoción y reflexión, además de entretenimiento agradable, se produce una comunión entre espectador y película que te sugiere un montón de sensaciones de las que he intentado dejar constancia en estos apuntes para recomendarla.
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12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
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