Ophelia (2018)

Para cualquiera que conozca la historia de Hamlet de William Shakespeare. sabrá que el destino de Ofelia es una de las grandes tragedias de la literatura. La película esta vista desde el punto de vista de esta mujer que enloquecida por el dolor de la muerte de su padre y por la promesa rota de su amante Hamlet con el que se llego a casar, intenta controlar su destino mientras todo a su alrededor se esta desmoronando.

Con un guión de Semi Chellas adaptado de la novela de Lisa Klein (que a los muy fans de Shakespeare puede molestar) esta dirigida por la australiana Claire McCarthy que aporta muchas ideas modernas feministas en esta historia tan clásica, así como el uso de la cámara lenta que hay veces que chirría bastante, dándole un tono de videoclip poco acertado.

Daisy Ridley interpreta a Ophelia, una chica enérgica y rebelde, que es llevada al castillo de Elsinore por la reina Gertrude (Naomi Watts) como una de sus damas de honor; sin darse cuenta llama la atención del joven príncipe Hamlet ( George MacKay ) y los dos se enamoran. Mientras que su romance en secreto crece, el padre de Hamlet muere misteriosamente, haciéndose cargo del trono su tío, justo cuando el reino está al borde de la guerra en medio de una intriga política y de traiciones. Hamlet se obsesiona con la búsqueda de venganza por la muerte de su padre, mientras que Ofelia vera envuelta en una situación peligrosa que requerirá que sea hábil para proteger su vida.

La reinvención de la historia puede resultar convincente por algunos puntos de vista interesantes sobre todo por los personajes femeninos pero la historia en conjunto es superficial, no trasmite demasiadas emociones, aunque la labor de los actores es muy destacable sobre todo el de Daisy Ridley (Rey de Star Wars) seguida de Naomi Watts que interpreta dos papeles. Mucho mas acartonados están los hombres Clive Owen (con una peluca que no le hace justicia), George McKay y algunos secundarios.

En historia también hay subtramas al estilo de Romeo y Julieta con diálogos bastante ñoños adolescentes, pero lo mas sorprendente es cuando Hamlet se vuelve mas rebelde y comete un error fatal imperdonable ( no digo cual) que tendría que dar un golpe emocional a Ofelia, pero no parece perturbarla lo mas mínimo, algo que no tiene mucho sentido ya que su hermano lo toma como una grave afrenta y quiere venganza.

En el apartado técnico destaca la música de Steven Prince, la fotografía de Denson Baker con un rodaje en algunos castillos de la república Checa y el vestuario.

La impresión que tuve de esta historia de princesa de Disney (con bruja incluida) uniendo la tragedia de Hamlet se queda en un telefilme de sábado por la tarde.
Destino Arrakis.com

Mientras contemplaba esta película no podía quitarme de la cabeza el famoso verso de Keats: “A thing of beauty is a joy forever… (Algo hermoso es un placer eterno…). El mero comienzo de la película es una verdadera declaración de intenciones, con la reproducción del famoso cuadro de Millais “Ophelia”. A partir de aquí no dejan de sucederse imágenes de una gran belleza plástica, como si estuviéramos recorriendo los pasillos de un museo dedicado a las pinturas de la hermandad prerrafaelista. La propia protagonista, la hermosísima Daisy Ridley es la típica heroína de los cuadros de Rossetti, con su piel de nácar y esos infinitos cabellos rojizos ensortijados.

Toda la parte formal es un verdadero placer para los sentidos. Me ha gustado especialmente el tratamiento del color, con esos tonos intensos y llamativos. El diseño de vestuario, así como los peinados de las doncellas y la Reina son espectaculares y ayudan a crear esa atmósfera onírica y como de fantasía medieval, muy a tono de nuevo con ese leitmotiv prerrafaelista.

Los problemas llegan cuando pasamos a evaluar la historia en sí misma. Me ha parecido muy original derivar el foco hacia un personaje secundario en la trama hamletiana. Asimismo, pienso que la primera parte de la película es casi perfecta, la narración lleva un ritmo pausado y la acción es consistente y creíble. Por desgracia, en la segunda mitad del film la historia deriva hacia el melodrama y los hechos se suceden de una forma un tanto precipitada y caótica.

Afortunadamente, la espléndida y solvente Daisy hace creíbles las situaciones más inverosímiles y conduce a término una película que en otras manos hubiera descarrilado en su tramo final.

Volviendo al poema de Keats, creo que en estos tiempos tan prosaicos y dominados por la mediocridad, vale la pena sacrificar algo de credibilidad en la historia a cambio de un par de horas de pura belleza. Al menos, así lo pienso yo. Espero que alguien más comparta mi punto de vista.

PD: A los que les haya gustado esta película, me atrevería a recomendarles “Bright Star” de Jane Campion, dedicada a la vida de Keats.