El canto del cisne (1945)

Más que una historia de amor o romance, es la del deterioro mental progresivo de una mujer. Uno de los análisis más logrados en ese sentido dentro de las películas de género en la época de oro del cine argentino.
Flora es una mujer depresiva, llena de negatividad, que conoce a Miguel Ángel, se enamora de él pero no puede disfrutar de su amor porque básicamente no se quiere a sí misma y por ende es incapaz de querer a los demás. Su amor u obsesión por Miguel Ángel la atormenta, la vuelve egoísta, cruel, asfixiante, el miedo a la vejez, los celos, sumado a los complejos que ya cargaba antes de conocerlo hacen que vaya perdiendo la razón.
Vista de una forma mediocre y cuadrada podría tratarse de un melodrama sobre una mujer fatal que recibe un castigo por su traición, pero es mucho más que eso.
Lo mejor: Las metáforas que usa Christesen para demostrar lo que siente los personajes, amor, deseo, furia, dolor, angustia. Es una de sus películas más sobrias en cuanto a producción no hay escenas de baile o cientos de extras en fiestas, sino que se centra en los planos interiores, a los que les saca un provecho bárbaro, creo que fue el primero en usar ciertos encuadres que utiliza en esta película.
Mecha Ortiz, era que ni mandada a hacer para este tipo de personajes trágicos, y ella le da todo al personaje, sobre todo convicción, es un ser extremadamente patético al que ella se entrega.
Lo peor: Miguel Ángel es un personaje hueco, pasa a ser solo el amante de Flora, no tiene encarnadura, si bien su debate primero entre el amor de dos hermanas, y luego entre el amor por Flora y el de su música, la película no se fija mucho en sus sentimientos, queda opacado por Flora.