Mi marido y sus complejos (1969)

Parece realmente una comedia tonta e instrascendente como en general se cataloga a este cine tardofranquista, la españolada, pero si se analiza con cierta perspectiva nos encontramos con un interesante drama que supone una de las estocadas más feroces contra el régimen que yo personalmente recuerde. O para ser exactos, "Mi marido y sus complejos" no es que se posicione expresamente contra Franco, ni mucho menos, entre otras cosas no toca la política pero sí que torpedea esa mentalidad digamos que autoritaria y católica que supuestamente le serviría de apoyo. Reconozco que en este sentido es uno de los trabajos más perturbadores e incisivos aunque la mayor parte del tiempo se presente de película ligera e incluso sobre todo en la primera parte se pierda un poco en el enredo más fácil.

Pero, ¿de qué va "Mi marido y sus complejos?". Pues de un señor que se encuentra fracturado entre Germán y Yerman (los dos José Luis López Vázquez). Germán es un hombre serio y "de orden" mientras que Yerman es un hippie desatado. En realidad, es un individuo que vive una vida triste y aburrida pero muy moral, con una mujer a la que ni desea ni ama. Y sin embargo, la llamada de la pasión, del sexo sin medidas está ahí y no es fácil acallarla. Germán no es un hipócrita ni un falso sino un ser que no encuentra el equilibro entre lo que de verdad quiere y lo que quiere querer. En este estado de cosas aparece una chica danesa de rompe y rasga, Ingrid (Ingrid Garbo), que le trastoca los esquemas y se supone que al mismo tiempo a los del espectador medio. El resto hay que imaginarlo (Spoiler).