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Trece por docena (1950)

Trece por docena
85 min.
5,9
246
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Tráiler (INGLÉS)
Sinopsis
En un día de verano de 1921, el ingeniero Frank Gilbreth llega a casa de un largo viaje, trayendo un regalo para cada uno de sus once hijos. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Cine familiar Años 20
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Cheaper by the Dozen
Duración
85 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Grupos
Doce en casa
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6
Continuación del sistema Taylorista
Trece por docena
Continuación del sistema Taylorista


Frederick W. Taylor fue un Ingeniero estadounidense creador de lo que llamó la “Administración Científica” La misma procuraba robotizar a los trabajadores, estudiando los tiempos de los movimientos en que se descompone cada tarea. Procuraba un alto rendimiento pagando a destajo por tarea realizada y el tiempo insumido. No fue científica pues no tuvo en cuenta ni la fatiga psíquica ni el factor social de los grupos en el trabajo. Es precisamente este sistema el que mereció la crítica ácida de Charles Chaplin en "Tiempos Modernos"
Hubieron especialistas que mantuvieron, en algunos casos, una visión diferente: véase como ejemplo la obra de M. Parker Follet, y otros que optaron por la moderación del modelo de Taylor, que tenía un carácter principalmente mecanicista y que tendía a la robotización de los trabajadores, como lo fue el caso de Henry L. Gantt y los esposos Gilbreth discípulos contemporáneos de Taylor, que aplicaban los mismos principios pero en forma un tanto morigerada.
Sobre la familia de los esposos Gilbreth es que trata la película que nos ocupa. Tuvieron 12 hijos y al respecto la Señora Gilbreth escribió un libro que tuvo bastante éxito y que fue llevada a la pantalla años después, con un libreto redactado por Mrs. Gilbreth. A través de la vida de familia se pintan pantallazos de la filosofía del Sr. Gilbreth, en algunas aplicaciones en su vida familiar.
Film entretenido, si olvidamos la filosofía que aduce.
Loteria
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7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Un calificado papá… pero chapado a la antigua
Ingeniero y consultor en administración de empresas, Frank Bunker Gilbreth (1868-1924), nació y vivió en Fairfield, Maine EEUU, donde junto a su esposa Lilian (1878-1972) ideó los procesos para estructurar trabajos en segmentos establecidos, con lo que permitió ahorrar tiempo mejorando el movimiento. Junto a su esposa, orientó también una escuela de gerencia científica sobre la que escribieron una brillante teoría y también profundizaron en el estudio de la fatiga, de la que él y Lili algo sabían… puesto que tuvieron ¡doce hijos!

-¿Cómo pueden alimentarlos? –Les preguntaba la gente.

A lo que él respondía: -¡Recuerde que se compra más barato por docena!

“TRECE POR DOCENA”, es pues, la historia de esta especial familia (escrita por Frank Jr. y su hermana Ernestine), donde los chicos a temprana edad sabían bastante de varios idiomas, multiplicaban de memoria por dos y tres cifras, y hacían reuniones de junta con sus padres para tomar las decisiones que concernían a todos. Era una familia de indiscutible cultura y de notables valores, pero como no hay hogar perfecto, el padre resultaba un tanto chapado a la antigua.

Se negaba a tener un perro en casa, quería que sus hijas vistieran como monjas… y no salían con un muchacho si papá no iba tras de ellos. Pero, el conocimiento también forma el carácter y con gran agudeza y juegos democráticos, los niños se buscan sus tretas para persuadir a aquel padre que, así como demuestra firmeza de carácter, también hace saber que puede comprender y que tiene un corazón de caramelo.

Walter Lang, nos brinda una regocijante y aleccionadora comedia, magníficamente ambientada y cálidamente fotografiada, en la que obtenemos especiales ejemplos de cómo debe llevarse la vida familiar, para que halla altura, sanos acuerdos y relaciones armoniosas. Que no importa cuantos hijos tienes, sino cuán preparado estás para sostenerlos y para despertar en ellos los criterios claros, la responsabilidad y la asertividad que han de requerir en familia y en sociedad.

Por supuesto, no cabe pensar en otro protagonista que no fuera el inolvidable Clifton Webb, símbolo del sabelotodo, de la elegancia y el buen gusto en el medio cinematográfico, y quien, con su trilogía como Mr. Belvedere, ya hizo historia en la más alta comedia. Como su esposa, Myrna Loy (la célebre Nora Charles en la serie “The Thin Man”), nos da ejemplo de la madre serena, flexible y equitativa, que ama a su esposo, mientras defiende con afabilidad los derechos de sus hijos.

Un filme que sería bienvenido en una escuela de padres o en una reunión familiar, y que dejó tanta huella que no tardaría en generar una secuela donde sabremos que ocurre con la madre, con sus encantadoras hijas, Ann (Jeanne Crain) y Ernestine (Barbara Bates), y con el resto de sus ya crecidos hermanitos. El título: “Bellezas por casar” (Belles on their toes).

Título para Latinoamérica: “MÁS BARATO POR DOCENA”
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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