El trasplante (Historias para no dormir) (TV) (1968)

Narciso Ibañez Serrador, dijo una vez que hizo varios capítulos de "Historias para no dormir" con el sobrenombre de "Mañana puede ser verdad". Este capítulo es uno de ellos.

No es un miedo normal. No habla de fantasmas ni de asesinos. No hay un malo al que se le pueda temer y contra el que se pueda luchar. El genial director centra su atención en el ser humano. En la peor de nuestras condiciones, en el peor de nuestros pecados. en la peor evolución posible. Nos muestra cómo podemos llegar a ser. Nos advierte sobre nosotros mismos; antes si quiera, de que nos hayamos planteado esta opción.

El velo de humor y drama que pone en los momentos precisos sirve únicamente para contar mejor una historia. Para relatarnos con más facilidad la cruda realidad (aún por vivir). Y, como sólo los genios pueden hacerlo, nos muestra un final tan tétrico y tan sobrio, que no hay espectador que pueda estar sin pensar en ese final durante días.

¿Se atreven?

En la presentación del episodio, N. Ibáñez Serrador define este capítulo como extraño de forma y ambicioso de fondo y el espectador no tarda en corroborar lo acertado de esa afirmación para añadir enseguida, de su propia cosecha, que también posee un importante elemento reflexivo, que hace ostentación de reflejos ágiles y que obsequia con una nutrida dosis de ironía que siempre es bien recibida.
Y aunque después de cincuenta años presenta desconchados varios y grietas evidentes hay que reconocer que sigue exhibiendo gran parte de la excelente prestancia cinematográfica de que hizo gala el día de su estreno.