Standby (2014)

Alan es un treintañero que trabaja en la oficina de turismo del aeropuerto de Dublin junto a su madre y vive junto a su padre. Toca el bajo acústico en un grupo musical, generalmente en el pub del padre. Así están las cosas cuando un día una antigua novia suya, estadounidense, se acerca a su puesto de información en el aeropuerto, no se habían visto desde que ella, Alice, le ofreció casarse con él para que pudiera obtener la tarjeta de residencia y él respondió volviéndose a Irlanda de inmediato.

La acción transcurre durante 24 horas, las que Alice tiene que pasar en Dublin, procedente de París, donde reside, hasta coger su vuelo a Nueva York. En ese tiempo Alan trata de reconquistar a Alice casi más empujado por sus amigos, madre, compañera de trabajo y padre (todos ellos personajes con su propio mundo muy bien descrito con humor e ironía en sus vidas grises), que por su propia determinación.

Comedia romántica con gran humor, siempre presentado de manera natural, nunca forzada, y desarrollo variado, concentrado en su muy determinado espacio temporal, basando su buena calidad en el guion, de Pierce Ryan, y la dirección de los hermanos Rob y Ronan Burke, los tres, debutantes en un largometraje, así como en la interpretación de los dos protagonistas, Brian Gleeson y Jessica Paré, y de los personajes secundarios. Digna de destacar, también, la música.

Esta comedia romántica irlandesa es un quiero y no puedo, le cuesta mucho enganchar al espectador, porque el guión es bastante elemental y sin chispa. La idea puede llegar a ser interesante, un chico que trabaja en el servicio de información del aeropuerto de Dublín, se encuentra de casualidad con una ex que hacía 8 años que no veía. Hasta aquí, pinta bien, una puede ilusionarse, pero se queda en eso. Es demasiado inocente, a veces absurda y otras una copia de las comedias americanas. Salvo en algún momento puntual, no te saca demasiadas sonrisas, la pareja entre Jessica Paré y Brian Gleeson, demasiado normalitos, están muy encorsetados en su papel, no se sueltan en ningún momento, no son expresivos y eso hace que la peli pierda fuelle.
Es muy simplona, previsible y sin haberse preocupado mucho en desarrollar la trama. Lo único positivo, la buena musicalización, algo muy común en las comedias británicas. Para verla y olvidarla pronto.