Sublime decisión (1948)

Desconocida y muy interesante película de guerra basada en una obra de gran éxito en Broadway que narra las terribles decisiones que debe afrontar el general Casey Ennis (Clark Gable) al enviar a sus pilotos en agotadoras misiones de bombardeo sobre las grandes ciudades alemanas durante la segunda guerra mundial así como las enormes tensiones, conflictos y fricciones que estas misiones generan entre los intereses puramente militares y de estrategia, la política y la opinión pública. Dirigida por Sam Wood, un competente artesano de Hollywood al que, de vez en cuando le salían películas tan redondas como la que nos ocupa, refleja igualmente de modo tenso y brillante el problema del mando, de la responsabilidad y de las incomprensiones que sufren quienes tienen que tomar decisiones difíciles y comprometidas, aunque ello pueda llevar a la muerte de cientos de soldados. Sobre esta última cuestión Henry King rodaría al año siguiente una de sus obras maestras “Twelve O'Clock High” (Almas en la hoguera”) en este caso con un Gregory Peck mucho más vulnerable que un pétreo pero magnífico Clark Gable. Como en aquella, la película de Wood se desinteresa por completo del relato puramente bélico bélico y se centra –recordemos que es una obra teatral- en las discusiones morales, estratégicas o políticas de las complicadas pero decisivas misiones. Con un gran plantel de actores – Clark Gable, Walter Pidgeon, Van Johnson, Brian Donlevy, Charles Bickford, John Hodiak, Edward Arnold -entre los que sobresalen especialmente los dos primeros y, sobre todo, el complicado papel de Walter Pidgeon como el general Kane del que sale triunfante dando un verdadero recital. No conviene, por lo tanto, dejar olvidada en un rincón esta película mayor dentro de la ingente producción de películas sobre la segunda guerra mundial. La originalidad de su planteamiento, el buen trabajo de los actores y la madurez de su propuesta no nos hará en absoluto arrepentirnos.

"Decisión de mando" es la obra de teatro publicada como novela de William Wister Haines en plena II Guerra Mundial, mientras estaba destinado en Inglaterra en Inteligencia Militar supervisando las misiones aéreas contra la Alemania nazi, por lo que es una obra de ficción que se asemeja mucho a la realidad de lo que pasó.

Sam Wood dirige con astucia el guión, señalando claramente las presiones y también la soledad a la que se ve sometido el mando, interpretado por Clark Gable, que ante la comunicación de inteligencia de que los alemanes habían conseguido un avión muchísimo más rápido que los aliados y que se producía en tres fábricas en el interior de Alemania, tiene que decidir a pesar de las cuantiosas pérdidas en vidas humanas y materiales, el bombardeo de todas ellas.

Podemos ver las decisiones del mando desde tres puntos de vista, la del propio mando cumpliendo con su obligación que es intentar que los que dan su vida lo hagan para impedir que otros la den y acabar lo antes posible con la guerra y el derramamiento de sangre, la de los pilotos y tripulantes que quieren sobrevivir por encima de todo, y la de los políticos, que ante el significativo e importante número de bajas tratan de ocultarlo a la opinión pública pensando en sus votos y su reelección por encima del bien común, algo a lo que estamos desgraciadamente acostumbrados casi un siglo después.

Grandes actuaciones de Clark Gable, sin duda una de las mejores, de un desaprovechado siempre Walter Pidgeon en el papel de su superior, más político ya que militar, y la del sargento Van Johnson, que representa a la tropa sin capacidad de decidir y sólo recibir y cumplir órdenes.

Notable, 7.