- Sinopsis
- Intriga y chantaje contra un miembro de la KGB de Polonia. (FILMAFFINITY)
- Género
- Intriga Drama Guerra Fría Espionaje Años 70
- Dirección
- Reparto
- Año / País:
- 1990 / Francia
- Título original:
- Eminent Domain (La guerre des nerfs)
- Duración
- 102 min.
- Guion
- Música
-
- Fotografía
- Compañías
- Coproducción Francia-Israel-Canadá;
- Links
Expectativas frustradas
5 de abril de 2021
Desde mediados de los años sesenta —antes incluso, recuérdese “El tercer hombre” (“The Third Man”, 1949 )— y durante más de dos décadas, se rodaron infinidad de estupendas películas de espías que el paso del tiempo no ha hecho sino revalorizar con aquella crepuscular “magia de la nostalgia” de que hablara Milan Kundera. La caída del muro de Berlín en 1989 puso punto final al subgénero; no obstante, le permitió entonar su canto del cisne con un puñado de cintas filmadas en localizaciones reales de una todavía enigmática Europa oriental, justo antes de abrirse de brazos y piernas al consumismo y la especulación brindadas por el “mundo libre”.
A esta última categoría pertenece “Dominio inminente”, cuya acción se sitúa en la fotogénica Varsovia —también, en parte, en los astilleros de Gdansk, cuna del célebre sindicato Solidaridad—. La cuidada puesta en escena, las lustrosas texturas —ni rastro de grano; al contrario, algunos fotogramas diríanse inyectados de bótox—, así como su pareja protagonista, la dotan de un empaque de gran producción que no se corresponde con ciertas torpezas por parte de su director, el artesano John Irvin —responsable de la salvaje “La colina de la hamburguesa” (“Hamburger Hill”, 1987)—, sobre todo en lo que se refiere al recurso a la cámara lenta, casi siempre discutible, salvo que se sea Sam Peckinpah.
Tampoco el guion, pese a basarse en hechos reales, logra reproducir la angustiosa situación en que cabe imaginar a ese jerarca súbitamente defenestrado. Las impecables premisas pedían a gritos un desarrollo kafkiano, agudizado además por la sofocante atmósfera del totalitarismo comunista y los omnímodos tentáculos del régimen. La frustración se redobla porque, por momentos, llegamos atisbar la aterradora maravilla en que podría haberse erigido “Dominio inminente”. Mención aparte merece la nefasta traslación que del original, y jurídico —referido, de hecho, a la potestad de expropiación forzosa que posee el Estado— “Eminent Domain” hicieron los distribuidores patrios.
A esta última categoría pertenece “Dominio inminente”, cuya acción se sitúa en la fotogénica Varsovia —también, en parte, en los astilleros de Gdansk, cuna del célebre sindicato Solidaridad—. La cuidada puesta en escena, las lustrosas texturas —ni rastro de grano; al contrario, algunos fotogramas diríanse inyectados de bótox—, así como su pareja protagonista, la dotan de un empaque de gran producción que no se corresponde con ciertas torpezas por parte de su director, el artesano John Irvin —responsable de la salvaje “La colina de la hamburguesa” (“Hamburger Hill”, 1987)—, sobre todo en lo que se refiere al recurso a la cámara lenta, casi siempre discutible, salvo que se sea Sam Peckinpah.
Tampoco el guion, pese a basarse en hechos reales, logra reproducir la angustiosa situación en que cabe imaginar a ese jerarca súbitamente defenestrado. Las impecables premisas pedían a gritos un desarrollo kafkiano, agudizado además por la sofocante atmósfera del totalitarismo comunista y los omnímodos tentáculos del régimen. La frustración se redobla porque, por momentos, llegamos atisbar la aterradora maravilla en que podría haberse erigido “Dominio inminente”. Mención aparte merece la nefasta traslación que del original, y jurídico —referido, de hecho, a la potestad de expropiación forzosa que posee el Estado— “Eminent Domain” hicieron los distribuidores patrios.
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5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Distraída película de espías
3 de mayo de 2021
Lo mejor son las escenas rodadas en Varsovi, ciudad fotogénica e interesante que nos seduce con su halo intrigante y misterioso.
No es lo mejor que se ha hecho del género pero resulta amena y entretenida de ver.
A Donald Sutherland le quedan muy bien en este tipo de interpretaciones y Anne Archer cumple bien en su papel.
Vsible si no esperas demasiado.
No es lo mejor que se ha hecho del género pero resulta amena y entretenida de ver.
A Donald Sutherland le quedan muy bien en este tipo de interpretaciones y Anne Archer cumple bien en su papel.
Vsible si no esperas demasiado.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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