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The Sleeping Beast Within (1960)

The Sleeping Beast Within
85 min.
6,6
23
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Película completa (JAPONÉS con subtítulos en INGLÉS)
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Sinopsis
Junpei, respetable hombre de negocios, regresa a su ciudad natal en Japón tras mucho tiempo trabajando en Hong Kong. De repente una noche, desaparecerá sin dejar rastro, lo que lleva a su hija Keiko y a su novio Shotaro, un sagaz e intrépido periodista, a iniciar una ardua investigación e inmiscuirse en una intriga de corrupción, tráfico de drogas y asesinatos. (FILMAFFINITY)
Género
Intriga
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Kemono no nemuri
Duración
85 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
7
Sueños de poder
En esta producción Nikkatsu, Seijun Suzuki se adentra en el cine negro sin entrar en el tema de la "Yakuza", pues en este caso se trata de un drama familiar en el que la figura del padre, representada por un respetable hombre de negocios (Hiroyuki Nagato) que ha estado dos años fuera de Japón y ha sido despedido por su empresa de siempre, se ve socavada progresivamente al descubrirse su caída en los infiernos del crimen y la falta de moral, pues se ha unido a una organización dedicada al tráfico de heroína.

La película explora los contrastes entre la aparente respetabilidad de los hombres de negocios y la negrura de los negocios del narcotráfico y la prostitución. Una buena historia, buenas interpretaciones, una buena dirección, en la que destaca la elegancia de algunos "travellings", y una buena labor de montaje, en la que se usan algunas sorprendentes y poéticas sobreimpresiones, conforman un largometraje tal vez no demasiado destacable, pero que sin duda merece ser visto, y ser rescatado del olvido en el que yace, al menos fuera de Japón.
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7
Cuando la ambición se tiñe de blanco y negro
Pistas y más pistas, ese es el trabajo, la vida de un reportero. Hay que entrar a los animados clubs nocturnos, a los lejanos moteles del extrarradio, introducirse en grandes compañías o, si se tercia, incluso en templos cuyas actividades son algo misteriosas.
Todo sea por encontrar a un hombre perdido...

Cuatro años llevaba como director y empezó a labrarse un buen nombre como imaginativo artesano, aunque no sería hasta mucho tiempo después cuando decidió hacer notar las habilidades que poseía como inimitable narrador de historias; el bueno de Seijun Suzuki tenía una ajetreada agenda a principios de unos años '60 en los que su talento y gusto por la ruptura no tardaría en aflorar. De momento era un buen realizador de películas comerciales para la controladora Nikkatsu, despuntando tanto en relatos adolescentes como en el género del "thriller".
Su entrada en la década se produce de hecho con una pequeña gran muestra de su destreza en este campo: "Apunten al Camión de Policía". Tras este policíaco llega otro, escrito por el autor Ichiro Ikeda (muy afiliado a Suzuki como a Masumura) y que nos arrastra a una intriga bien hilvanada desde su mismísimo inicio, cuando Junpei desembarca en Japón después de dos años de negocios importantes en Hong Kong; Ikeda y Suzuki no se permitirán ni un minuto de descanso en todo el metraje y el misterio ya emerge con el robo de una maleta de Junpei y las sospechas del periodista Shotaro, novio de la hija del anterior.

Preciosas joyas como tapadera y un hombre cuyo perfil se dibuja respetable de cara a los protagonistas y al espectador, pero todo en esta historia tendrá una cara verdadera y una apariencia, siempre jugando con el sentido de la realidad. Se dispara entonces la tensión tras la repentina desaparición de Junpei, y Suzuki nos va sumergiendo en una investigación de ritmo trepidante que exhala desde sus resortes narrativos hasta sus aristas visuales la más pura esencia del "noir", permitiéndose algunos atisbos de temprana innovación en su cine con el uso de "flashbacks" de estética fascinante y rupturista más cercanos a las tendencias europeas.
Desde ahora y hasta el final, y por estar observada desde los ojos de un reportero, la trama de "Kemono no Nemuri" trata de un solo tema, de la búsqueda de la verdad, de desenmascarar lo que permanece oculto. No importa que al poco tiempo aparezca Junpei como si tal cosa (aunque se hubiera preferido una desaparición más extensa...) justificando su ausencia con vagas excusas; Shotaro, y paulatinamente Keiko, se convierten en detectives improvisados decididos a destapar un extraño complot cuando muere uno de los compañeros del padre de ésta (en la época, y como acostumbraban los films de Nikkatsu, los jóvenes condenan las acciones de sus padres).

Que la esposa de Junpei decida cerrar los ojos y la boca incluso tras conocer los sucios negocios de su marido es un claro ejemplo de cómo se representa el espíritu de la moralmente corrupta, estoica e ignorante generación nipona anterior. Shotaro es el puño que rompe con esta norma, el periodista desvergonzado y valiente de la novela negra americana (las influencias extranjeras atacan de frente a la tradición al presentar un templo de adoradores de la diosa Amaterasu como uno de los principales focos del misterio y la corrupción).
Y así sus pasos nos llevan, como un personaje de Hammett o Carr, por los ambientes oscuros, sucios, violentos y sórdidos del entorno urbano, donde hombres de intachable reputación ocultan una sed de poder y ambición que los arrastra a los abismos del alma humana; el excelente trabajo de fotografía de Shigeyoshi Mine, habitual de Suzuki, realza estos tonos ásperos y envolventes propios del "noir", mientras éste se nutre de las influencias recogidas del cine americano de acción y suspense de la década anterior, y con visibles homenajes a Hitchcock (esos elegantes y elaborados travellings, que tanto recuerdan al estilo del inglés).

En uno de los mejores "episodios" del film, Shotaro intenta sacar información a una mujer implicada en los negocios de Junpei y sus acólitos; la precisión narrativa y la puesta en escena dispuesta por Suzuki durante este tramo, en esa pequeña habitación de motel, es más que suficiente para reconocer su gran talento como poeta del suspense, donde por medio de planos cortos y sofisticados "zooms" y barridos concentra altas dosis de tensión encerrando al espectador, que sólo puede observar indefenso, en una engañosa artimaña hasta alcanzar un clímax emocionante, dando paso así al directo enfrentamiento entre el reportero y Junpei...
Entre tanto se sirve de buenos actores como el gran Shinsuke Ashida, Kinzo Shin o la guapa pero a veces algo insípida Kazuko Yoshiyuki en uno de sus primeros trabajos; sobresaliendo en este reparto está el vigoroso Hiroyuki Nagato, actor de enorme versatilidad (vean esta película y luego "Cerdos y Acorazados" y comparen) muy común en el género y que gracias a su carisma se lleva aquí uno de los mejores papeles de su carrera, pues su héroe nos guía en todo momento, nos arrastra al corazón de la aventura, y no podemos ni queremos hacer nada salvo seguirle en su incansable búsqueda.

Sin otra pretensión salvo la de entretenernos y dejando al descubierto pequeños destellos del estilo que caracterizaría sus futuras obras, Suzuki vuelve a dar en el clavo con su negra fábula (muy a tener en cuenta en aquellos primeros pasos de su carrera) de periodistas que se creen detectives, perdedores que se creen importantes traficantes, prostitutas que se creen mujeres fatales y niñas de papá y silentes esposas que creen que sus hogares son modelo de honestidad y pureza.
Huston y Hitchcock estarían orgullosos.
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