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Yo-Yo Girl Cop (2006)

Yo-Yo Girl Cop
98 min.
4,4
39
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Trailer (JAPONÉS)
Sinopsis
Yo-Yo Girl Cop tiene como protagonista a Aya Matsuura, quien interpreta a una joven delincuente deportada a Japón de New York, donde es coaccionada por la policía para que se infiltre en un instituto y resuelva el misterio que rodea a una oscura página web llamada 'Enola Gay', aparentemente es responsable de una serie de explosiones en el centro de Tokio. Con el nombre en clave de "Saki Asamiya", tiene 72 horas para atrapar a los jóvenes delincuentes, contando para ello con un arma impredecible: un yo-yo estilizado con diversas funcionalidades. (FILMAFFINITY)
Género
Acción Manga Live-Action
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Sukeban Deka: Kôdo nêmu = Asamiya Saki
Duración
98 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
6
Uniformes escolares y yo-yós
Sukeban Deka (literalmente, "detective delincuente"), nació como un manga de Shinji Wada. En los años 80 se hicieron varios doramas, especiales y un par de películas. También tiene su versión anime, con dos OVAs. En 2006, esta película le devolvió la popularidad perdida y acaba de estrenarse una nueva versión. Incluso Quentin Tarantino usó la estética de Sukeban Deka para uno de sus personajes en Kill Bill.

No debería considerarse este título dentro del cine bizarro japonés, sino más bien como una serie B de calidad. La película es muy entretenida y personalmente, me ha gustado.

Una joven delincuente es capturada y "obligada" a cumplir una misión a cambio de su libertad. Deberá infiltrarse en un instituto y averiguar quién está detrás de un grupo terrorista que incita a los jóvenes al suicidio. Como único arma, un yo-yo. Su nombre en clave, Asamiya Saki (interpretada por la idol y cantante Aya Matsuura).

La película tiene acción y ritmo. Por momentos, recuerda bastante a Life en lo que se refiere a las secuencias de acoso escolar. Donde se queda un poco coja es en custión de efectos especiales, francamente mejorables. Sin embargo, las escenas de acción están muy bien hechas e incluyen algunos elementos bastante originales, como el yo-yo. Por cierto, vale la pena la pelea de yo-yos hacia el final. Original y vistosa...

Aya Matsuura no es la único Idol que aparece en la peli. Su antagonista es Risa Ishikawa del grupo V-U-Den, grupo cuyas otras dos componentes también aparecen en el film. En definitiva, unas cuantas chicas guapas con uniformes escolares (o dentro de trajes de cuero) peleándose mientras los explosivos están a la orden del día. No es un guión de Oscar, pero es más que suficiente para pasar un buen rato.
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
3
La nueva heroína del yo-yo de acero
Hace mucho tiempo dejó de usarse un nombre en clave para referirse a una joven guerrera dispuesta a luchar por los jóvenes de su país en interés de la seguridad nacional, contra todos los males y peligros.
Y parece que vuelve a estar en activo...

Ya se intentó con anterioridad y nunca dio resultado. La razón está quizás en el mal desarrollo que sufrió la saga televisiva "Sukeban Deka", cada vez más abocada a la ciencia-ficción y la fantasía y el preocupante descenso en los índices de audiencia como resultado; un panorama que dejó al creador del manga original Shinji Wada, a pesar de que las aventuras de sus jóvenes detectives/agentes secretos en traje de colegialas y armadas con yo-yos de acero todavía eran bastante populares en sus versiones televisivas y cinematográficas, sin ganas de seguir viendo su obra tan malamente explotada.
Su participación en dichas adaptaciones claudicó a mediados de los '80 y la gente de Toei no pudo convencerle de permitir que se realizase una tercera película de su cómic. Pasan casi dos décadas y entonces da su brazo a torcer, con la condición de que fuera recuperada la esencia de la 1.ª temporada de la serie y la oscura mitología de su protagonista; pudo ver sus deseos cumplidos tras elegirse de director a Kenta Fukasaku, quien, junto a Shoichi Maruyama (guionista del espectacular "thriller" "Triple Cross", que dirigió el padre del primero en los '90), optó por modernizar y endurecer la imagen de las heroínas del yo-yo.

Para lograr eso la heredera del prestigioso nombre "Saki Asamiya" fue la por entonces exitosa cantante y modelo Aya Matsura, de 20 años, en su debut. La idea de Fukasaku de llevar el mundo de "Sukeban" por cauces menos atractivos y fantasiosos y más violentos y sucios es algo que salta a la vista desde sus primeras secuencias, filmadas cámara en mano (y sin permisos) en las avenidas céntricas de Shibuya, donde aquél sigue a una joven desquiciada que pronto reventará en pedazos debido a la bomba que tiene pegada al pecho. Y a este prólogo, tan del estilo Miike, sigue la presentación de la protagonista.
La otrora "idol" inyecta un plus de energía y mala uva a este personaje que poco a poco fue transformado, para desgracia de Wada, en alguien amistoso y adorable. Nada que ver esta nueva versión, a la cual el guión otorga el mismo pasado que a su homólogo de 1.985 (tener una madre en prisión por el asesinato del padre, por lo que nos hallamos, en efecto, ante un "remake" de la 1.ª temporada de la serie); no obstante la gran metedura de pata de Maruyama es no plantear una venganza a partir de dicha situación e irse por otro camino, proponiendo un argumento absurdísimo donde ya aflora el serio discurso que el director tratará a lo largo de la historia.

Utilizando una "darkweb" sobre suicidios en masa y atentados que amenaza con un supuesto ataque terrorista y obligando a esta nueva "Saki Asamiya" a infiltrarse en un instituto donde han sucedido hechos extraños y violentos, tal vez relacionados con lo anterior, guionista y cineasta vuelven a presentar (como si en el cine japonés fuese algo nuevo) ese microcosmos del maltrato escolar, la ignorancia de los adultos y las juventudes solitarias con tendencias suicidas, apartándose esta "Sukeban" de las explosivas aventuras de la serie y los films de antaño, más cerca del imaginario de James Bond.
El tono es ciertamente negro y el hijo del veterano director nos mete a empujones con su cámara nerviosa y tambaleante en una atmósfera ausente de esperanza, no tan alejada de la de "Battle Royale", "El Club del Suicidio" o "Todo sobre Lily" con respecto a la situación de esa extraviada generación nipona del nuevo siglo, restando diversión al conjunto; no encaja el universo tan colorido y alocado de espías, líderes terroristas, armas exóticas y acción trepidante de Wada dentro de este drama escolar cargado de amargura que más bien hubiera servido para una película distinta. Además, ¿es esta "Saki" la verdadera protagonista o una espectadora?

Pareciera lo segundo pues, más que averiguar, las soluciones a los enigmas se le echan encima, se los encuentra de cara, y los secundarios que van apareciendo a su alrededor adquieren mayor protagonismo que ella, incluyendo a la continuamente vejada Tae y por supuesto al extraño líder de la secta Enola Gay. Otro fallo de Maruyama son las subtramas que se abren y los nuevos personajes que conocemos mientras la protagonista hace lo posible por desentrañar los planes de dicha secta; se embrolla de más la cosa y la película no parece centrarse realmente en ninguno de ellos...o quizás esa es la pretensión, ya que, cuales marionetas del argumento, sólo sirven de apoyo a la misión de "Saki".
Llegado el último acto, que va acorralando cada vez más a ésta con una amenazante cuenta atrás, sólo queda la decepción de descubrir (y, para más inri, ¡antes que la heroína!) que todo se trata de una trampa que pareciera metida con calzador (¿tanto lío, tantos personajes, tantas subtramas y dramas para algo tan simple?). Por otro lado, las (poquísimas) secuencias de acción exudan un tufo a serie "B" cutre, con mucha cámara mareante auxiliar y mucho CGI, y Yui Okada, Erika Miyoshi y un misterioso Shunsuke Kubozuka logran, con mucho, unas interpretaciones mucho mejores que la de Matsura...

No se puede decir lo mismo de Riki Takeuchi, quien se regodea en la sobreactuación más excéntrica. Tras ellos sobresalen, como no podía ser de otra manera, las apariciones estelares de Hiroyuki Nagato, repitiendo su mítico papel del jefe Kurayami, y Yuki Saito (la "Saki" de la 1.ª temporada de la serie), dando vida aquí a la madre de la protagonista.
La gran promoción de Toei de su nueva estrella dio unos moderados beneficios en taquilla, sí, pero el hecho de no contar con una secuela (lo que casi siempre suele suceder) deja al descubierto un fallido intento de introducir a las nuevas generaciones en el excitante mundo de "Sukeban Deka".
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
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