Algún día volveré (1945)

Un joven John Wayne, al que vemos en un papel de cowboy, al que le gusta el juego pero no es, ni mucho menos un experto por lo que un día perderá todo. La trama nos lleva a ver como es capaz de darle la vuelta a la situación, pero en medio, como casi siempre, se entromete el amor, un amor partido en dos. Además en dicho guion aparece la ciudad de San Francisco, como no, un parcial terremoto, lo que hace de todo una interesante película, que se puede ver con relatico interés y que se aleja de los tópicos que inundaban el mundo del cine en aquellos años, los musicales y la 2ª guerra mundial.

La verdad es que a mí, personalmente, las interpretaciones de John Wayne me parecen siempre muy similares, muy cuadriculadas. Con su porte, su altura y esa media sonrisa casi da lo mismo verlo en un western que en una bélica o en una comedia. No digo que fuera un mal actor, muy lejos de mi intención, pero jamás le he visto un papel redondo, que me llamara la atención, más allá de en la película ‘’La Diligencia’’.

La película obtuvo dos nominaciones a los Oscar por mejor banda sonora y sonido, aunque no alcanzó el premio gordo. Un 6,5.

Dirigida por Joseph Kane, guion de B. Chase (historia de P. Chaplin), es una película que nos transporta de Montana a la costa de San Francisco, también a otra época del cine, un cine clásico y desde mi modo de ver, precioso.

En esta historia, Duke Fergus, un cowboy proveniente de Montana interpretado por el joven John Wayne, se ve envuelto en el mundo del juego, de lo cual ni entiende mucho ni tampoco le irá bien; pues, aunque le gusta apostar, carece de experiencia, y acaba perdiendo todo su dinero en la tal casa de juegos del listo Tito Morell.

En medio de todo esto, como suele ocurrir, el amor también se entromete: Duke se enamora de Flaxen Tarry, la cantante del local y novia de Tito, una hermosa mujer interpretada por la bella Ann Dvorak.

Pero decepcionado, Duke retorna a su casa donde aprenderá de un viejo amigo (Frawley) las fullerías del juego, y algo más. Una vez preparado, volverá a San Francisco de nuevo para hacer un capital y poder iniciar su propio negocio. Momento en que la trama da un giro, o sea, cuando Duke se empeña en darle la vuelta a la situación, lo cual que consigue frente a Tito.

En este punto, el filme nos lleva a través de una historia de amor dividido y nos muestra la lucha de Duke por recuperar lo que perdió, e incluso volver a Montana, de donde tal vez nunca debió irse.

De otro lado, en paralelo, la ciudad de San Francisco sufre un tremendo terremoto, lo cual forma parte de esta interesante película, que se aleja de los tópicos comunes de la época, y sí se mete, aunque tangencialmente, en temas de elecciones políticas con su trama fraudulenta, etc.

John Wayne está sensacional, más de lo normal, su presencia y carisma siempre atrae la atención de manera superlativa; estupenda y guapísima Ann Dvorak, sensacional Joseph Schildkraut como Tito, William Frawley y la bonita Virginia Grey.

Espectacular música y canciones que le valieron al filme para ser nominado al Oscar por mejor banda sonora y sonido, magnífica fotografía de Robert De Grasse y una estupenda puesta en escena.