Nabonga (1944)

Tras cometer un robo, T.F. Stockwell huye con su hija pequeña en un destartalado avión. El aparato tiene que realizar un aterrizaje forzoso en medio de la selva africana y no se tienen noticias de lo que ha podido sucederle a la tripulación. Años más tarde Raymond Gorman, hijo del hombre inocente que fue acusado del robo, se adentrará en la peligrosa jungla para recuperar el dinero del botín.
Ni siendo muy condescendientes se le puede subir la nota a la peliculita de marras. Una cosa es que no me importen demasiado los efectos especiales y otra muy distinta es que Sam Newfield nos tome el pelo mezclando imágenes reales de animales en la sabana africana con imágenes de una jungla de pacotilla que sólo tiene plantas pesadísimas. Sólo eso. Pero el invento parece que le encanta a Newfield y lo emplea una y otra vez hasta llegar a marearnos. A lo mejor si no hubiera sido tan pesado la película se hubiera salvado pues las interpretaciones no están mal.
Claro que... si usted ha llegado hasta el final, mi querido y paciente amigo, se habrá desternillado como yo con la pelea final entre Buster Crabbe y el 'maloso'. No tiene desperdicio el surrealismo de la misma. No la describo aquí porque no hay espacio para tanto despropósito. Bueno, ni espacio, ni ganas de perder más el tiempo con el análisis de esta película.