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Objetivo: el presidente (2013)

Objetivo: el presidente
90 min.
2,9
296
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Sinopsis
La historia trata de un asesino a sueldo llamado John Baron que tiene como encargo asesinar al Presidente de los Estados Unidos. Para ello John y su banda secuestran a una familia modesta de un pueblo, escogiendo su casa como el lugar perfecto para efectuar el disparo certero que termine con la vida del presidente. Remake de la película homónima de 1954 dirigida por Lewis Allen y protagonizada por Frank Sinatra. (FILMAFFINITY)
Género
Thriller Acción Secuestros / Desapariciones Remake
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Canadá Canadá
Título original:
Suddenly
Duración
90 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
2
ESCALOFRÍOS DE IRRITACIÓN
Desastroso e innecesario -como casi siempre- remake del thriller de Lewis Allen "De repente" (Suddenly, 1954), que sin ser ninguna maravilla sí nos ofrecía una buena muestra de cine negro estadounidense de serie B con unos actores solventes y un guion hilvanado. Amén de mantener la tensión en el espectador durante todo su metraje.

En este "Objetivo: presidente", ocurre todo lo contrario:

El guion es catastrófico, dejando cabos sueltos, de manera impune, hasta la desesperación.

Las actuaciones resultan deleznables, sobre todo la de Ray Liotta, que nos otorga, con insufrible desgana, su taciturna personalidad (la del personaje; la suya la ignoro) con el único registro que conoce este mal actor y de manera patética y falaz. Y los demás acompañantes (también sus respectivos personajes) son, así mismo, deplorables.

El ritmo nos abruma con su plana cadencia y la acción -algo que se necesita, sí o sí, en este tipo de películas- es inexistente.

Abundan -son una plaga- las ridículas, inconcebibles y absurdas escenas, impropias de cualquier cineasta con un mínimo de cordura, que remueven las tolerantes conciencias de los que las miran aturdidos.

Muchos de los personajes sobran -lo peor que puede suceder en cualquier película que se precie de tal- en la trama. Pero es que esta no tiene desarrollo: es inmutable.

Y lo más siniestro de todo: una soterrada ideología, bastante reaccionaria, se lanza, como quien no quiere la cosa, a la inteligencia del asombrado público asistente. Deleznable en todo punto.

En fin... Aburrimiento y estrepitoso mal hacer en este film de Uwe Boll que, en verdad, produce escalofríos de irritación. La califico con un 2 porque de vez en cuando se nos invita a contemplar amenazantes -y preciosas- montañas (lo único destacable y certero en este engendro) que anuncian -en teoría- que algo turbio va a suceder en la historia. Pero esta -si es que ocurrió- concluye y no hubo nada.
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10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Uwe y su cuadrilla
Esta película podría haberse llamado perfectamente Asalto en Wall Street 2 con el personaje de Dominic Purcell apuntando más alto. Con lo dado que es Boll a realizar secuelas de sus obras maestras qué menos. Lástima que en la presente ocasión el guionista no sea Don Uwe y eso se le nota a la peli, mucho más fría y sin la pasión del genio alemán en los diálogos o las secuencias de acción. Formalmente no pasa del telefilm que intenta cumplir sin destacar en un aspecto, en el que Uwe se trae a sus viejos amigos (incluida su musa, Michael Paré) para sacar el proyecto adelante.

Y es que Boll ya se ha montado una cuadrilla interesante: Paré, Purcell, Erin Karpluk, Steve Bacic, Brendan Fletcher o Ray Liotta son unos cuantos nombres de amiguetes que ha ido haciendo en proyectos anteriores. Por lo menos el sello de Boll está aquí. Y esto nos hace pensar que Uwe es un gran tipo con fieles amigos que confían en sus dotes de dirección.

Objetivo: presidente nos cuenta la visita del presidente de los EE.UU a una pequeña localidad y todos los preparativos de seguridad que ello conlleva. Así tenemos a Ray Liotta como ayudante del Sheriff alcohólico y ludópata, a unos cuantos seguratas que preparan todo el dispositivo, y...¿unos terroristas? que intentan atentar contra (el doble de) el presidente Obama haciéndose pasar por seguratas para infiltrarse en una casa bien situada para disparar al presidente. Entre ellos, encontramos a Paré y Purcell yendo a al lugar en cuestión, donde viven una MILF con su Daniel el travieso particular y el abuelete, que es un tipo que me cayó muy bien. A partir de aquí, se irán desencadenando los acontecimientos pero no esperéis mucha acción porque no la hay.

¿El resultado? Formalmente cumple pero la cosa no tiene mucha chicha. Sigue muchos tópicos y Boll se limita a sacarla adelante cumpliendo en su tarea. El problema es que esta etapa de un Uwe Boll encadenado que quiere demostrar que puede hacer cosas que pasan desapercibidas no nos gusta. Nosotros queremos que se desmelene y saque todo su talento a relucir. Boll is God, sí, pero le damos un tirón de orejas.
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5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
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