Clase 406 (Serie de TV) (2002)

Antes de criticar este producto refritado importado de la memorable serie Francisco el matemático, hay que repasar no una, ni dos, sino tres series juveniles hechos en Colombia donde hubo un común denominador: el aula de clases donde se aprende, se lidia, se convive, se causa conflictos; pero también se involucra un acompañamiento de los padres o acudientes que son partícipes de las actuaciones de sus hijos y el proceso para madurar y corregir errores y comportamientos indeseables.
Comienzo con Décimo grado creado y escrito por Juan Camilo Jaramillo y Juan Guillermo Isaza, respectivamente; producido por la desaparecida programadora Cenpro televisión entre 1985 y 1990 en la que en un colegio reconocido los alumnos la mayoría varones y una buena parte fémina lidian en el aula cursando décimo grado, los conflictos que tienen que soportar y buscar soluciones factibles: como el bullying, el sapo, el quita novios, el yo no fui, que el maestro es una cuchilla que no hace sino hacer quiz, previas, evaluaciones o exámenes. Hay que entender que los estudiantes aún tienen la mentalidad de la educación primaria y que les acarreó muchos problemas. Esas historias que eran sanas y no morbosas. La banda sonora homónima es desarrollada y cantada por Jaime Valencia, el mismo del dueto musical social Ana y Jaime
La segunda serie es con Clase aparte creado por Sergio Otálora Montenegro y producido por RTI entre 1994 y 1997 donde la sinopsis es similar a la de Décimo grado exclusivamente para la gente pudiente, donde lleva los cuatro adolescentes sus vidas opulentas y holgadas a cuestas de sus padres, amigos, colegios, profesores donde forman su propia clase aparte. Por algo lo llaman Clase de Belervy Hills criollos, sin embargo, el desarrollo de la historia fue muy enredada y muy monótona. Su banda musical fue la recordada La soledad interpretada por Laura Pausini.
Y por último, Francisco el matemático (la original) fue creado y escrito por Diego Vivanco por Sandra Rita Paba, producido por RCN televisión entre 1999 y 2004, donde Francisco Restrepo es profesor de matemáticas del grado noveno de un colegio distrital y que tiene que lidiar con los estudiantes introvertidos, extrovertidos y rebeldes. No es un profesor cualquiera, trata de amenizar las clases a otro modo y que el alumno tenga experiencias refrescantes y no rutinarias en donde dicta temas programados relacionado con la matemática esencial, además de su rama el álgebra. Sus relaciones con los docentes, secretarios y la rectoría son buenas, sin embargo, a veces chocan con sus principios éticos y de la institución ya que no siempre deben ser implacables y que debe darle cabida al estudiante que debe sortear difíciles momentos como el matoneo, violencia intrafamiliar, acoso sexual, embarazos no deseados, drogadicción, alcoholismo, conflictos de pareja, prostitución, deserción escolar, orientación sexual, etc. Lo que se pretende es que Francisco sea un conciliador de conflictos entre ambas partes (estudiantes, padres de familia y demás profesores) y que la solución sea mutua. En ocasiones, Francisco se involucra en los conflictos pero mantiene su ética para ganarse el cariño de los estudiantes y que sea un portavoz de la sociedad que sigue en su franca decadencia. Ahora es que en este año se le ocurrió resucitarlo o refritarlo abarcando estos y otros problemas que no dan espera.
Por lo tanto, las tres series mencionadas son buenas, tienen sus fallas, pero lo importante es mostrar que en las aulas sea el lugar propicio para desarrollar sus historias y los conflictos que se llevan a cabo para buscar soluciones que lleguen a feliz término entre todas las partes.