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Sor Ye-yé (1968)

Sor Ye-yé
103 min.
4,6
194
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Sinopsis
María (Hilda Aguirre) es una joven huérfana que vive con su adinerada tía (Margot Cottens). María suele cantar en un bar de copas junto a sus amigos, que conforman un grupo de rock), y disfruta de la noche con ellos. Uno de sus amigos, Ernesto (Enrique Guzmán), está enamorado de ella, aunque ella no parece sentir lo mismo por él. De hecho, sus múltiples dudas existenciales y un extraño vacío que siente en su vida la impulsan repentinamente a entrar en un convento como novicia, rompiéndole el corazón a Ernesto. Sin embargo, con su caracter alegre, abierto y rebelde, no parece amoldarse a la vida en la clausura, y especialmente tiene problemas con la directora de las novicias, que la suele castigar para intentar llevarla por el camino recto. En el convento, que también funciona como hospital infantil, conoce a un médico (Manuel Gil) con el que no se lleva del todo bien por el contraste entre sus dos caracteres, aunque a su manera se tienen cariño y respeto mútuo. (FILMAFFINITY)
Género
Comedia Musical
Dirección
Reparto
Año / País:
/ España España
Título original:
Sor Ye-yé
Duración
103 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción España-México;
Links
4
La monjita en el Festival de la Canción
Coproducción hispano-Mejicana del año 67 del pasado siglo XX dirigida para todos los públicos con el proposito de " modernizar" los claustros religiosos y atraer a la juventud hacia la Iglesia Católica atraves de dos fenomenos sociales del momento como el cine y la música pop.

El cualificado historiador cinematográfico Carlos Aguilar, define la película como:" Insufrible mixtura de catolicismo y música hortera". En mi modesta observación, la cinta es una de tantas superficiales y deficientes películas que se realizan bajo la fuerza de la gravedad de la moda del momento. Durante el papado de Pabol VI en la España del generalisimo surgierón cantidad de festivales de la canción. San Remo, Eurovisión, Mallorca, canción del Mediterraneo etc...Todo un fenómeno social y cultural fagocitados por los Beatles y los Rolling Stones en el Mundo. La sociedad comulgaba bajo el mandato Ye-Ye.
Muy flojita en su conjunto cuenta a su favor con la bisoñez y el candor de aquellos tiempos. Amen de que la violencia esta excomulgada. Esto último es de agradecer, ya que ahora vivimos tiempos opuestos.
Un generoso 4 ya que es de lo que trata.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Monja por las circunstancias… memorable por sus acciones
“SOR YE–YÉ” es la clase de película que no cuenta con el beneplácito de los más celebrados críticos, no figura en enciclopedias y ni siquiera en algún libro de análisis cinematográfico; tampoco mereció premio alguno… y hasta su título resulta lo bastante cursi como para que alguien piense que pueda corresponder a una buena película. Si le sumamos que tiene cuando menos un par de actuaciones (Enrique Guzmán y Manuel Gil) un tanto acartonadas, aunque ambos resultan ser un par de buenazos con los que conseguimos simpatizar. Si agregamos otra “actuación” exasperante en el cantante de “Los Yaki” (al final ¡otro buenazo!) y las fácilmente olvidables “actuaciones” de los niños, no es fácil persuadir a nadie de que, contra todo, es un filme tierno, simpático, con agradables canciones y bastante entretenido.

En el terreno argumental, la historia de “SOR YE-YÉ” retoma los elementos básicos del éxito norteamericano “Dominique”, realizada por Henry Koster dos años antes: Una apología del buen cristiano, sin malos a bordo y con un convento que pronto se lo quisiera la vida real. Una monja vivaracha, dispuesta a acabar con el ambiente lúgubre, el protocolo y el enclaustramiento de los conventos, quien además, con su talento como cantante, entra a jugársela en la solución de los difíciles problemas económicos que enfrenta la institución. Como se ve, nada original y hasta el título es una variación de Sor Sonrisa como llamaban a Jeanne Deckers, la monja francesa que inspirara el filme de Koster.

Empero, la aventura de la joven monja abunda en calor humano, hay mucha chispa en un montón de situaciones, mientras que otras ejemplarizan la solidaridad y el compromiso, y algunos de los personajes (la madre superiora, la anciana tejedora, la jugadora y rica tía de María, y sobre todo, Pepe Castaño) le hacen una estupenda segunda a Hilda Aguirre quien, como Sor María (Sor Ye-Yé), desfoga entusiasmo y simpatía a borbotones.

Una vez más, el clamor de renovación de esa religión católica anclada en el incienso y en el tedio, repitiendo dogmas, tradiciones y rezagos de hace 21 siglos, tiene pleno sentido, pero los oídos seguirán sordos cuando el declive –como consecuencia de las muchas y muy largas liviandades- es ya un hecho histórico imparable.

Te recomiendo que la veas en familia: Los viejos se sentirán conmovidos. Los chicos se reirán un buen rato. Los adolescentes encontrarán entretenidas algunas situaciones y alguna canción (compuesta por Manuel Alejandro) quizás les llegue al alma. Y tú, lo menos que vas a pensar es que está dignamente ilustrada, parte de la manera como debería vivir la humanidad… y una optimista sonrisa, quizás, se dibuje en tus labios.
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3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
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