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Avidez de tragedia (1932)

Avidez de tragedia
85 min.
6,2
243
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Sinopsis
Joe Greer (James Cagney), un famoso campeón de carreras de coches, regresa a su ciudad natal para participar en una carrera local. Cuando descubre que su hermano menor quiere seguir sus pasos, intentará disuadirlo haciéndole comprender que se trata de un mundo lleno de dificultades y peligros. (FILMAFFINITY)

Género
Acción Drama Deporte Coches/Automovilismo
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
The Crowd Roars
Duración
85 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Links
6
Pilotos intrépidos
El mundo del automovilismo cuenta con numerosas películas que le rinden tributo, ésta del maestro Howard Hawks fue de las primeras y también de las menos conocidas y comentadas en esta web. Una película cuyas imágenes resultan antiguas cuando vemos esos prototipos de coches, pero cuyo argumento es inalterable al tiempo, una historia de tragedias profesionales y familiares. Howard Hawks abordó el mundo de las carreras de coches entre la aventura y el melodrama, porque el cineasta entendía ese deporte como una aventura y de hombres en conflicto. Su universo personal es reconocible porque los contornos de sus figuras y situaciones están bien delineados al margen del género, la época, los guionistas o los actores. La profesionalidad de sus personajes es casi como un dogma de fe. Son profesionales del riesgo que viven en peligro, pero individualistas cuyo valor es proporcional a la incertidumbre de sus vidas. “Los corredores de coches no deberían tener hijos” es la frase clave que da sentido a la trama.

El film documenta elementos cotidianos del deporte de los bólidos a partir de la relación y la rivalidad entre dos pilotos, los hermanos Joe (James Cagney) y Eddie Greer (Eric Linden), el cineasta mezcla elementos tradicionales tanto en los aspectos meramente deportivo y competitivo como en el sentimental – amistad, superación, aprendizaje –, asumiendo el tono casi folletinesco de la trama y los tópicos que ahora encontramos, pero que entonces no lo eran, y potenciando las partes estrictamente documentales. Hawks filma las carreras con precisión pese a los pobres equipos técnicos, retratando acertadamente la tensión y el peligro inherentes al deporte de la velocidad en sus primeros tiempos. Las chicas, (Ann Dvorak y Joan Blondell) comenzaban a despuntar como grandes actrices, aquí dan una justa respuesta a los hermanos Greer.

Fue el propio cineasta quien esbozo las primeras lineas argumentales, aunque el Estudio acabó contratando a Niven Busch, un columnista deportivo de la revista “The New Yorker” para pulir los diálogos, más tarde se haría famoso como guionista por “Duelo al sol” de Vidor y “Perseguido” de Walsh. La historia arranca de manera rotunda con una especial habilidad para definir personajes y conflictos: Joe no quiere que su hermano pequeño Eddie (que le idolatra), se juegue la vida en las carreras, ni que se entregue a la bebida y las mujeres como él ha hecho , más aún cuando el joven es atraído por la velocidad y el amor. Desde el punto de vista técnico las carreras son filmadas de forma tan realista como espectaculares tardarían tiempo en ser superadas. Pese a no ser de lo mejor del maestro, esta película nos anuncia a modo de aperitivo los platos fuertes que llegarían en las siguientes décadas, aún así se aprecia una pugna interior entre su lado más distendido y su vertiente más solemne. Y es que el cine de Hawks siempre mantuvo unas constantes fácilmente identificables.
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9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
LOS CURIOSOS PRECEDENTES
Es curioso que Hawks, diseñador de aviones y automóviles de carreras, cerca del final de su propia carrera rodara "Linea roja 7000", una película que trata de carreras de coches "emparentada" de alguna manera con esta que rodó más de 30 años antes.
Aquí el cine sonoro todavía andaba quitándose ampulosidades de los tiempos del mudo y los personajes se expresan primariamente con primarios sentimientos. Decididamente "Linea roja 7000" es mucho mejor y está mucho más matizada que esta primeriza criatura vocinglera y un tanto disparatada. Pero a base de darle vueltas a la tuerca Hawks se fué afinando.
Por eso es muy interesante contemplar este primer paso de la evolución de un genio.
Después de la sencillez de "Hatari" Hawks alcanza sus cúspides. Ya sabe hacer "algo de nada" y para él el cine, como respirar, pasa a formar parte de su manera de ser.
Hija de "Hatari", "Linea Roja 7000", es otro "documental", que entre carrera y carrera pasan cosas, hay sentimientos que van y vienen, y en realidad no trata de nada. Como todo el cine final y genial de los auténticos grandes de verdad.
Esta película de sus principios si que trata de muchas cosas y los diálogos se adentran por acantilados excesivos y a veces hasta innecesarios.
Es curioso que haya que pasar por un 5 como este para poder llegar al 10 de sus últimos films.
Este 5 de Hawks es un paso al frente camino de su genialidad absoluta, cuando todavía prueba posibilidades, enterándose de qué es eso del cine, todavía en pañales, camino de la grandiosidad que alcanza con su gloriosa madurez.
Una de los textos más hermosos de la historia del séptimo arte es el medio folio que Hawks escribe cuando acude a ver por última vez a su viejo amigo John Ford y nos narra en él la muerte del íntimo y genial amigo. Una vez alcanzada la genialidad total todo lo que hace luego, hasta morirse, es ejemplar, pero contemplar los caminos por los que supo llegar a la genialidad total también resulta altamente instructivo.
Esta película es fundamental para ver cómo saben crecer los genios.
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6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
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