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El zorro gris (1982)

El zorro gris
110 min.
6,9
187
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Escena (VO)
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Sinopsis
Bill Miner es un vaquero que ha estado en prisión 33 años. A su salida de la cárcel de San Quintín en 1901 Bill marcha a vivir y a trabajar a Washington con la familia de su hermana. Pero el mundo ha cambiado mucho en todo ese tiempo que ha estado encerrado. (FILMAFFINITY)
Género
Western Drama Biográfico Años 1900 (circa) Robos & Atracos Trenes / Metros
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Canadá Canadá
Título original:
The Grey Fox
Duración
110 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Premios
1983: Globos de oro: Nominada Mejor actor (Farnsworth) y Mejor película extranjera
1983: Premios Genie: Mejor película canadiense
8
Un tipo muy especial
Una grata sorpresa, y además hace pocos días de ello, que un usuario escribiera un comentario positivo sobre “El zorro gris”. De verdad, me alegro mucho.


La primera vez que leí sobre ella fue en los maravillosos “Cine para leer” de Editorial Mensajero, (me refiero a los pertenecientes al siglo pasado), concretamente en el número del año 1985, cuando en una breve reseña, Ángel Antonio Pérez Gómez, llamaba la atención sobre ella, afirmando, entre otras cosas, que era un excelente western o que a pesar de ser “Una obra redonda hubiera merecido mejor suerte en su estreno comercial”.


“El zorro gris” fue estrenada a finales de 1982 en Canadá, pero empezó a distribuirse en 1983 al resto del mundo, como en Estados Unidos, llegando a España en 1985, durando poco en cartel y posteriormente desaparecida durante mucho tiempo, cayendo, al parecer, en el olvido. En cambio, en Canadá, su país de origen, al menos fue un éxito. Estuvo nominada a trece premios “Genie” (los galardones de la Academia audiovisual canadiense), llevándose siete: película, director, mejor actor extranjero (Richard Farnsworth), mejor actriz de reparto (Jackie Burroughs), guión original, dirección artística y banda sonora. En los Globos de oro de 1983 fue nominada como mejor film extranjero y al mejor actor principal. Es de vergüenza que en los “Oscars” de ese año no le hicieran un hueco, ni siquiera para el alma de la película, la gran actuación del inolvidable Richard Farnsworth, actor que era un gran jinete y que apareció (aunque sin constar en créditos) en films tan célebres como “Un día en las carreras”, “Gunga Din”, “Lo que el viento se llevó” o “Río rojo”, entre otros muchos. Hizo mucha televisión y ya en los setenta encontró su recompensa al colaborar en muchos films, ya acreditado, como el “western” de culto “Monty Walsh”, “El juez de la horca”, “Otro hombre, otra mujer” y “Llega un jinete libre y salvaje”, precioso “western” de culto por el que recibió su primera nominación y que le ayudó a mantener su meritoria carrera, poniéndole broche con “The Straight Story: Una historia verdadera” de Lynch, antes de fallecer al año siguiente y por la que de nuevo fue nominado.


Ni tan fructífera ni espectacular fue la carrera de su director, Phillip Borsos, apadrinado por Coppola en este su primer largometraje tras rodar tres cortos. Su breve carrera tuvo varios trabajos más, quizás la que más pudo sonar fue “Llamada a un reportero”, realizada tres años después de “El zorro gris”, con Kurt Russell y Mariel Hemingway, aunque no obtuviera el fervor de los críticos. Él siguió como pudo en la brecha, luchando con la industria pero desgraciadamente falleció el dos de febrero de 1995 a los cuarenta y un años de edad, víctima de leucemia. Aquí da un ejemplo de lo que es dirigir no ya a actores, si no de cargar sobre su espalda toda responsabilidad llegando a ser capaz de crear un film con personalidad propia.


Volviendo a “El zorro gris”, hay que dejar claro que no se trata de ninguna superproducción, su presupuesto era bastante limitado, pero salió muy bien. Es todo un ejemplo de “western” nostálgico, crepuscular, gracias a unas circunstancias y, sobre todo, a unos personajes muy bien definidos, encarnados por notables actores. En ella se nos hablan de tantas cosas... pero a base de sutiles pinceladas. Basada en hechos reales, se nos narra la vida Bill Miner, un vaquero que se ha dedicado a delinquir. Al salir de la cárcel, justo al inicio del siglo XX vemos, como su protagonista, que el mundo ha cambiado y que no encuentra su lugar. Bill nunca ha tenido tiempo para el amor ni para establecerse en ningún sitio. Está desorientado, pero aún tiene olfato para detectar quien se quiere aprovechar de él o, todo un guiño cinematográfico, el seguir asombrándose y descubrir en un cinematógrafo a lo que está abocado.


La banda sonora de Michael Conway Baker, ayudado por la participación de The Chieftains, logran un trabajo que ayuda en todo momento al clima requerido, así como la estupenda fotografía de Frank Tidy, que juega constantemente con las variaciones del tiempo y de las horas del día.


Entre tanto “western” impostado, donde los argumentos se repiten y están carentes de personajes con “carne”, en localizaciones que apestan a decorados, ha sido un placer, después de tanto tiempo, el poder visionar “El zorro gris”. Y afortunadamente coincidir con la primera opinión que leí sobre ella. Ojalá el tiempo le dé su justo sitio a un film que no contará con muchos adeptos, pero los que sean, seguro que le serán fieles.


Para concluir ya que “Los hermanos Sisters” se ha convertido en un éxito y tira por directrices parecidas, se nos ocurre recomendarle este notable film a Enrique López Lavigne, uno de los productores de la misma, en el caso de que no la haya visto, cosa que es poco probable, ya que es un gran “fan” del género.
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17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
8
Tan recomendable como desconocido Western Canadiense
Notable descubrimiento de una joyita, desconocida a partes iguales que excelente.
Mención especial para su protagonista:
Richard Farnsworth. Cada plano suyo, llena la pantalla, esa mirada de profunda nobleza e insondable valentía y honor.
Lo recordarán por otro papel de gran calado humano: " Una historia verdadera " de David Lynch.
Está inspirada en hechos reales y su esmerada ambientación de época, como su sobria fotografía ayudan a dotarla de verosimilitud.
Hay un par de secuencias de lluvia, sobrecogedoras, se te calan hasta los huesos, viéndolas.
La escena de los caballos trotando alrededor del ferrocarril, de una poética y belleza sobrecogedoras.
Quizá una metáfora de la película, los salvajes y libres viejos tiempos que nunca regresaran, no se podrán enlatar ni mejorar por una máquina echa humo y ruidosa, la Frescura de la naturaleza contra el artificio de la máquina.
El ritmo es preciso y va al grano, nada de circunloquios, rodada con gran austeridad, sin artificios.
Curiosa la escena, con un toque de humor, cuando la fotógrafa juega al golf mientras escucha ópera.
Los personajes son de carne, hueso, sangre, tripas, nada de superhombres matones e invencibles.
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6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
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