Boarding School (2018)

Una de esas películas que no admite demasiados matices, se la puede ver como un bodrio extraño, inconexo, pretencioso y lento, o como una obra fascinante, compleja, detallista, intensa, cruel y dulce a la vez. Yo soy partidario de lo segundo, pero entiendo a los primeros, si esperan una historia de género más clásica sobre un internado siniestro, obvio que los decepcionará, y seguramente odien al protagonista, pero si se dejan absorber por la propuesta y entrar en su mundo, se disfruta muchísimo, incluso sus fallas que las tiene, sobre todo algunos de los diálogos suenan pretenciosos y varias escenas innecesarias al principio, pero son compensadas con su fuerza narrativa, y su collage de elementos clásicos del género, hay una mezcla de parodia y homenaje, una re-escritura se podría decir del cine noir de los años 40 y 50, cosa que considero es uno de sus principales aciertos.

A mi me parece una película que se deja ver. Los actores, sobre todo los adolescentes, actúan bien (sobre todo la pareja protagonista, Luke Prael y Sterling Jerins). La historia avanza bien, sin grandes sustos, con algún giro más o menos sorprendente, algo de gore (sin pasarse) hasta llegar a un final que algunos califican de previsible, pero con una vuelta de tuerca que no me esperaba y que me gustó por salirse de lo trillado. (spoiler)

La fotografía es buena: colores claros, y buen contraste. Cierto que algunos efectos (como las llamas) son cantosos de ordenador... pero es que, si no tuviese defectos, nos hallaríamos ante una obra maestra, y no lo es.

Interesante, y abierta a interpretaciones, la historia de la anciana abuela y los flashbacks: ¿cómo influyen en Jacob? (Spoiler)