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El río de oro (1998)

El río de oro
95 min.
6,4
108
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Trailer Paulo Rocha Esencial (ESPAÑOL)
Sinopsis
Años cincuenta, en la aldea de Barquinha, a las orillas del Río de Oro, el corazón de los viñedos de Oporto. Una pareja mayor se casa; ella es guardabarreras, él es el patrón de un barco de dragados en el río Duero. Melita, su sobrina, cae al agua del río, grita socorro, Antonio la salva. Carolina su mujer muere de celos mientras éste le hace el "Boca a boca". En un tren, un gitano visionario, Zé "El orfebre", intenta vender un collar de oro a Melita. Para su desgracia, Zé ve el pasado de la inocente joven, que en una vida precedente habría matado a su amante y pintado con su sangre la habitación de sus amores. Aterrorizado, Zé huye, Carolina lo sigue, le roba el collar, y será su amante. Carolina quiere conocer a toda costa la aterradora historia visionada por Zé. Mientras que el viejo Antonio se siente cada vez más ligado a Melita, Carolina sólo sueña con el pasado sangriento de Melita. Zé el orfebre ha perdido el miedo a Melita, y quiere abandonar a Carolina, y la guardabarrera se siente traicionada por todos... (FILMAFFINITY)
Género
Drama Años 50
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Portugal Portugal
Título original:
O rio do ouro
Duración
95 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Portugal-Brasil-Francia;
8
La fascinación del contraste
Paulo Rocha sitúa en un entorno bucólico y tranquilo, un pequeño enclave rural en el que el río, con su fluir reposado marca el ritmo vital de los pobladores de su orilla, una historia de pasiones turbias, casi siempre soterradas, pero que, cuando emergen, lo hacen con una virulencia tremenda.

Y esa historia tiene como protagonistas principales a dos mujeres en las que también es el contraste el que marca sus rasgos definitorios. Melita: joven, alegre, vitalista, inexperta; en el camino de ida. Carolina: veterana, agria, codiciosa, intrigante; una mujer de vuelta e impulsada por una lujuria extrema y un punto de locura difícil de controlar. Increíble el trabajo de composición de este último personaje que lleva a cabo la actriz que lo encarna, Elizabeth Ruth.

Luz intensa y fluidez narrativa contribuyen a que la tragedia que impregna el devenir de la trama se vaya desplegando, sin prisa y sin pausa, a través de episodios puntuales que van señalando en esa dirección, hasta el clímax final, una secuencia de cierre en la que alegoría, fantasía y color dan a la cinta un broche de oro, a tono con el metraje precedente.

Como primera inmersión, por mi parte, en el cine de Paulo Rocha, una experiencia más que recomendable.
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