Paraiso Travel (2008)

Jueves 7 de mayo, 5:20 pm. Cinemex Cuauhtémoc. No hay mejor dicho que aplique a esta película, como bien lo han mencionado en alguna otra crítica, el móvil para del desplazamiento es sin duda el sexo aunado a la inmadurez de la pareja que comete actos según la conveniencia de una de las partes y abusa de la confusión de la otra. Esta historia habla de la inmadurez y el proceso duro que puede ser el salto a la responsabilidad, lejos de la familia que cumple con la protección y apoyo hacia los hijos y tampoco permite su lejanía con facilidad.

El deseo trae como consecuencia el trayecto por tres países, difíciles de recorrer en situación de ilegales y como era de esperarse los abusos vistos en esta película tampoco fueron extraños, al contrario terriblemente se ven una y otra vez, volviendo las vejaciones una característica de la temática. A diferencia de “7 soles”, la más reciente cinta mexicana de inmigrantes y también en exhibición, Paraíso Travel se enfoca en contar algo más que las desagradables experiencias vividas durante el trayecto, que pueden ocasionar morbo y manipuleo del espectador; tal fue el caso de la primer película donde no hubo más que contar: la odisea por el desierto norteamericano con unos coyotes muy malos… malos.

Las vivencias de los latinos adaptados en el vecino país inevitablemente vuelven a ser retomadas, y lo que se oye de boca en boca se presencia dentro de la trama:

1. Sí ves a cualquier uniformado huye de inmediato.
2. La comunidad hispana puede ser la más solidaria, pero también la más aplastante con los paisanos.
3. Las actividades relegadas por el nativo son las producidas por nuestra gente.

Paraíso Travel tiene buen ritmo, nuevamente por el trabajo de edición que no nos permite pronóstico. También las actuaciones realmente son buenas, destacando a Margarita Rosa de Francisco con ese papel bizarrísimo de la yonqui loca y ninfomana, en la que no es común ver a actrices conservadoras de la imagen, realmente una sorpresa y una intervención memorable.

Tengo una pregunta: ¿Por qué la comparación con Amores Perros? Nada que ver, ofrecen vivencias distintas y las emociones producidas en el espectador tampoco tienen relación con este paraíso travel.

Tengo una analogía: ¿Qué tanto se parecen Chihiro y Marlon? Son hijos de familia, voluntariosos, inmaduros, emprenden un viaje a lugares desconocidos, encuentran adversarios y compinches, aprenden a trabajar duro, terminan enamorados del lugar que habitan, el amor por su familia sigue latente y se ganan el respeto de los demás.

Hay críticas implacables, el gusto es tan diverso que es imposible que una película guste a todos; para saber si te agrada o no, hay que verla.

Notable.

Menos mal que me pongo un poco a la defensiva cuando la crítica comienza a soltar frases grandilocuentes tipo "la mejor película latina desde Amores Perros". Así uno no se lleva decepciones, porque "Paraíso Travel", la película colombiana más taquillera de la historia, sorprende por el alto nivel de su factura técnica, pero lamentablemente también lo hace por el maratón de tópicos al que somete al espectador.

El guionista confía toda la credibilidad de su historia a la premisa de que todos los hombres pensamos con las partes pudendas. No digo que sea mentira pero hay que ver los sacrificios que tiene que hacer el protagonista -un maromo de telenovela- para cepillarse a la calientapollas que alimenta sus fantasías. Un viaje larguísimo en el que es pisoteado y robado como un perro para acabar dándose cuenta de que la chica no vale la pena, algo que, francamente, es evidente desde el principio.

Entre los secundarios encontramos a John Leguizamo, que por ser productor ejecutivo se "autopermite" la licencia del tartamudeo, bajo la creencia de que le haría parecer mejor actor de lo que en realidad es. Y no lo hace mal, pero el mejor papel es el de la yonqui ninfómana y sus incursiones nocturnas en camas ajenas. Vaya risas (y vaya experiencia más traumática...).

Lo más interesante es el curioso mensaje acerca de que no vale la pena emigrar porque para limpiar mierda mejor hacerlo en tu propio país. Una verdad como un templo que todo emigrante debería plantearse antes de abandonar su patria. Lo extraño es que el protagonista, que es un poco tontorrón, ni siquiera tenía la necesidad de buscar una vida mejor, porque en Colombia ya vivía bastante acomodado.