La mujer de otro (1967)

Rafael Gil demostró en "Una mujer cualquiera" conocer bien las claves del género melodramático. Sin embargo en "La mujer de otro" se palpa un claro afán por contenerse demasiado en todo momento y ese sentido de la contención resulta totalmente inadecuado para un film que requeria captar la esencia de lo melodramático en todo su esplendor. El film tiene un argumento limitado en incidencias pero con los elementos suficientes como para hacer algo que pudiera emocionar al espectador pero el trazo de personajes es demasiado tenue y en definitiva todo el film queda perjudicado por lo tibio que resulta un guión donde no se exaltan en ningún momento esos elementos pasionales que tenian que haber sido subrayados para conseguir una plasmación más emotiva. La interpretación de la muy elegante actriz Martha Hyer está determinada por la escasa fuerza emocional que se echa en falta en la planificación del film y resulta un tanto átona pero se nota también que la actriz tenía que estar más o menos a tono con el tono alicaido que Gil adoptó para este proyecto. Pero a pesar de los defectos apuntados y de tener la sensación de que el resultado de la obra pudo ser más notable la película se puede ver sin problemas aunque no sea una obra maestra del melodrama porque Gil lo envuelve todo con el sentido de la pulcritud que era habitual en él. Y esa pulcritud hace que la película aún con sus evidentes defectos resulte aceptable.