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Persécution (2009)

Persécution
100 min.
5,0
116
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Sinopsis
Sonia (Charlotte Gainsbourg) y Daniel (Romain Duris) mantienen una tormentosa relación; por eso, cuando un tipo se cuela en casa de Daniel con la intención de quedarse, Daniel da por supuesto que es cosa de Sonia. Sin embargo, tras la ruptura de la pareja, el nuevo inquilino permanece en la casa impertérrito, lo que crea un atmósfera tensa y llena de incógnitas. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Romance
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Francia Francia
Título original:
Persécution
Duración
100 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Francia-Alemania;
Links
Premios
2009: Festival de Venecia: Sección oficial largometrajes a concurso
2009: Premios César: Nominado a Mejor actor secundario (Anglade)
4
Mi turno para perseguir, oiga.
Patrice Chéreau y Anne-Louise Trividic de nuevo se reúnen para trabajar una historia que a priori yo presuponía heredera de la interesante "Intimacy". Pues no, esta vez no lo consiguen, hacen un desastre.

Partiendo de una idea vieja pero que se puede retomar tantas veces se quiera, ya que se trata del vivir, del amor, de las relaciones. Así lo cuenta el propio Chereau, una suerte de reflexión personal acerca de la conservación de la relación con la persona que se ama, un día a día, suponiendo un maravillarse cada día, un sorprenderse el uno al otro, preguntarse cuánto va a durar, a qué distancia estar del otro, cómo vivir la vida con el otro. Descubrir que se da poco o nada o que persigues y reclamas continuamente hasta agobiar al otro. En fin, la pregunta clave ¿cómo amar puede llegar a convertirse en persecución?

Siguiendo con las palabras de Chéreau, Daniel no se percata que aunque está siendo perseguido por un desconocido él mismo está persiguiendo, que no ve la viga en su ojo, vaya. En definitiva que el majara perseguidor no es más que su "doble" y que bastaría mirarse en él para conocerse a sí mismo.

No sé, pero Chereau, cineasta que me parece interesante, baraja ideas, las comparte con su co-guionista, las altera, añade, quita, hasta que la cosa va quedando como a él le gusta, es decir, nunca ha partido de guiones realmente sólidos, salvo sus obras más teatrales. Son ideas sueltas que giran en torno a un eje, y al final es una especie de espiral como un tornado del que se desprenden papeles, desperdicios, tal vez secretos, tormentos, egoísmo, soledad, culpabilidad; en fin, todo un palimpsesto donde reescribir una y otra vez sobre una constante: ¿Quién soy? ¿qué soy?

Claro, llega un momento en el que conociendo a Chéreau estas cosas no te extrañan pero al final va perdiendo interés cómo llega a su meta. Realmente esperaba esta película con muchas ganas y tengo que suspenderla a mi pesar. Continúa en spoiler por falta de espacio --->
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5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
4
Triángulo “amoroso” con cero lados
Hay físicos que no gustan, que no gustan NADA. Puedo incluso admitir que haya quien lo encuentre atractivo (su rostro tiene personalidad), pero se entiende mejor a alguien que diga que es insoportable, su manera de mover, de hablar, de comer, de caminar. De aspecto descuidado, mal afeitado, con una barba de X días. “¡Por favor, que se lave”, tienes ganas de gritarle. Me refiero a Romain Duris, uno de los protagonistas, Daniel. Daniel es un tipo brusco, antipático, cortante. ¿Cómo es posible que tenga una novia tan diferente, maja, serena, Sonia, interpretada por Charlotte Gainsbourg? Es demasiado “tranquila”, por eso él sospecha que ella la engaña y tiene a otro.
Y entre los dos, un voyeur, perseguidor, con pinta de mendigo o perro apaleado (Jean-Hugues Anglade); está enamorado de Daniel, a quien sigue a todas partes.

Este triángulo “amoroso” no funciona, no va a ninguna parte. Por mucho que Daniel deseche a su perseguidor, este vuelve. “Me da ganas de llorar cuando veo que no entiendes lo que pasa”.

Chéreau explora la intimidad, como en la película anterior, Intimidad, pero aquí el hilo conductor es discontinuo, se rompe, no tiene sentido. El protagonista no despierta ninguna simpatía, el personaje de Anglade es patético. Solo se salva Sonia, un ángel que ha venido a salvar (de alguna manera) a su novio. Interpreta con naturalidad y discreción, cuando los demás, R. Duris en primer lugar sobreactúa en todos los planos para recalcar su mala leche. Es como si en una misma frase recalcamos cada letra, palabra, sílaba; el resultado es que todo se pierde.

En medio de todos estos afectos descosidos, Daniel hace voluntariado en una residencia de tercera edad. Poco le pega al personaje, pero debe tener una razón poderosa (declara en un momento dado que sus padres han muerto). Y, en efecto, se desvela el misterio. Llegamos a la intimidad del personaje.

Planos cortos, nerviosos que cansan la vista. Escenas de noche, de metro, de pisos a medio construir (las obras donde trabaja Daniel). Todos se van, salen, huyen. Sonia tiene un trabajo que la hace viajar mucho; Daniel está en huida constante, el perseguir va sin rumbo (aunque siga a su presa). ¿Y qué?

Porque esa es la sensación que queda: el realizador nos quiere hacer entrar en una intimidad con la cual no nos identificamos y, peor aún, no nos interesa identificarnos. Quizás porque los personajes no resultan cercanos, cariñosos, amables (Sonia es buena, pero un poco rara, la verdad). Es muy curioso y misterioso esa frontera entre una historia que nos engancha y otra que simplemente, no.

Chéreau cuenta la formación del guion y cómo él mismo fue víctima de un perseguidor.
http://videos.arte.tv/fr/videos/persecution-de-patrice-chereau--7001148.html

Puntos +
- Charlotte Gainsbourg, capaz de navegar en las intimidades de un personaje y hacerlo creíble.

Puntos -
- ¡Él! El actor y el personaje interpretado por Duris.
- Anglade. Buen actor, aquí tiene un personaje que intenta defender como puede.
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2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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