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Alfred Hitchcock presenta: El secreto del señor Blanchard (TV) (1956)

Alfred Hitchcock presenta: El secreto del señor Blanchard (TV)
26 min.
6,3
305
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Sinopsis
Una escritora de misterio e intriga comienza a creer que su nuevo vecino ha asesinado a su esposa. Episodio 2x13 de la serie "Alfred Hitchcock presenta". (FILMAFFINITY)
Género
Intriga Cine negro Crimen Serie [Alfred Hitchcock presenta] Episodio de TV
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Estados Unidos Estados Unidos
Título original:
Alfred Hitchcock Presents: Mr. Blanchard's Secret
Duración
26 min.
Guion
Fotografía
Compañías
8
SOLILOQUIO
Un argumento de apariencia en principio baladí adquiere visos de intriga profunda a medida que la película muestra sus armas pero lo que más destaca es su facilidad pasmosa para trasmitir el mensaje, para describir psicológicamente a la protagonista y para desmenuzar los factores de una sospecha.
Magnífico ejercicio de narración cinematográfica, inferior a media hora de duración, que hay que agradecer al propio A. Hitchcock (director), a los guionistas (S. Rudley y E. Neff) y a la magnífica interpretación de la actriz principal, M. Mundy.

Un soliloquio va cobrando entidad de suspense en mitad de la noche al abrigo de una oscuridad que sirve de coartada para casi todas las conjeturas.
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3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
6
La ventanita indiscretita.
185/03(02/06/22) Divertidillo este capítulo de intriga y misterio de supina ligereza, solo un entretenimiento, que cumple. Episodio 52 del total de la serie, 12+1 (no soy supersticioso, pero por si acaso). La primera gran serie TV de la historia catódica, creada por el maestro del suspense Alfred Hichcock para la CBS y NBC, esa que hizo legendario el tema de Charles Gounod, “Marcha fúnebre para una marioneta”. El orondo cineasta de “Rebeca” dirigió en la serie antológica 17 capítulos (más 1 de la continuación “La hora de Alfred Hitchcock”, donde la diferencia era que se dobló la duración), y este que me ocupa fue uno de ellos, no siendo de los mejores, escrito por Sarett Tobias adaptando una historia de Emily Neff, viene a ser una parodia de su Obra Maestra “La Ventana Indiscreta” (1954) estrenada dos años antes, entrando en temas muy hitchcockianos como el voyerismo, el peligroso cotilleo, o las falsas apariencias. Donde lo mejor es su desenfadado humor negro, donde me gusta jugar a encontrar las marcas del cine del londinense, como es ya de entrada la protagonista con un peinado e imagen similar a la Shirley McLaine de “Pero quien mató a Harry?” (estrenada un año antes, 1955), jugando con el ingenioso tropo de la meta-ficción que se imagina la protagonista, una escritora de historias pulp de misterio y asesinato que fabula con que en casa del matrimonio vecino haya marejada de fondo y pueda haber un crimen. A partir de este elemento se suceden una serie de situaciones que atacan lo creíble (ejemplo claro es como unos y otros ‘invaden’ la intimidad del hogar de los otros como si nada, epítome es la prota en plan Home Invasion ‘olisqueando’ por el hogar vecino a ‘solas’), pero que resultan jocosas, con diálogos varios mordaces, con dobles sentidos, con un desarrollo ágil, aunque algo reiterativo, con situaciones algunas imaginativas (la mejor el sueño de la protagonista con los vecinos). Para desembocar en un final de giros sorpresa en realidad una iteración más, que, aunque por esperar algo nuevo puede sorprender, siendo a la par algo *original para el currículo de Hitchcock (spoiler). Por lo demás, siendo una producción televisiva, AH no despliega estilo visual, ateniéndose a filmar de modo rutinario, ello a pesar de estar en la cinematografía Joh L. Russsell que hizo un sensacional trabajo para el director en “Psycho” (1960).

Un estudio de paranoia suburbana que para los exigentes exégetas podría indagar en como las frustraciones sexuales emparejado al aburrimiento marital pueden llevar a la ociosidad mental. Esto me viene de la aséptica relación que tiene la protagonista con su marido, que se no cansado de las fabulaciones de su mujer (queda claro desde el inicio donde se hace el dormido ante la voluble imaginación de ella), como no hay muestras de afecto entre ellos, él no apoya nunca a ella en sus convulsas teorías criminales, e incluso duermen en camas individuales en el dormitorio, podríamos escudarnos en que estamos en la era del código de auto censura Hayes, pero es que sin embargo en la casa de los Blanchard si vemos tiene una cama de matrimonio. Esta hipótesis acorde con la mentalidad psicodramática de AH, que además añade en su rush final el concepto cleptomanía del que luego haría leit-motive AH en “Marnie” (1964).

Mary Scott (Babs Fenton), un ama de casa que se gana la vida como escritora de misterio. Al escribir ficción de género pulposa, parece canalizar su "imaginación vívida" en su trabajo. Como ella misma señala, tiende a obsesionarse con misterios siniestros, construyendo conspiraciones elaboradas y fechorías sucias donde nada anda mal. Como tal, hace bien en enfocar todo eso en su escritura de novelas. “Es mucho más saludable”, reflexiona. “Y se paga mejor”. Encontrando en la vivienda vecina el objetivo de sus delirantes fabulaciones… o no.

El episodio ya marca el tono y el carácter de su extrovertida protagonista encarnada por una enérgica Mary Scott, donde ya la vemos escribiendo en máquina de escribir y corrigiendo su historia, entrelazando su afición al thriller de misterio con los nuevos vecinos, y según ella, su comportamiento ‘extraño’, esto mientras vemos que habla sin parar su esposo (Robert Horton, en la tercera de las 7 apariciones en la serie) acostado e inerte (no se mueve y podemos llegar a pensar, basándonos en el sentido del humor perverso de Hitchcock, que está muerto), tras dar una rocambolesca versión de lo que cree pasa en el ‘criminal’ hogar de al lado sale del dormitorio, y entonces vemos abre los ojos el marido y se incorpora. Dejando patente que fingía dormir para no hacer caso a Babs. Dejando claro en esta entrada como funciona el cerebro juguetón de ella frente al pasotismo de él con respecto a su tormentosa imaginación.

La vigorosa actuación de la actriz como Babs puede verse como especie de alter ego de Hitchcock, jugando con teorías asesinas sobre el papel, corrigiendo y añadiendo componentes jugosos (un siempre cinematográfico estrangulamiento, me viene a la mente los de “Frenzy”) cual cineasta que cree estar ante un guión que puede ir mejorando sobre la marcha; o también como recrea de modo onírico luna situación doméstica en casa de los Blanchard que acaba en… estrangulamiento.
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