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Carmen from Kawachi (1966)

Carmen from Kawachi
89 min.
5,9
21
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Película completa (JAPONÉS con subtítulos en ESPAÑOL)
Sinopsis
Historia de Tsuyuko (Yumiko Nogawa) una chica de pueblo pero con ambiciones y belleza que emprende una nueva vida en la gran ciudad, Osaka. Allí sólo encuentra cinismo, alienación y decadencia... (FILMAFFINITY)
Género
Comedia
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Japón Japón
Título original:
Kawachi Karumen
Duración
89 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
4
Ha llegado un ángel de Kawachi
Valiente, decidida, atrevida, alegre, llena de pasión y vitalidad. Una Carmen moderna y japonesa que dice adiós al campo y recibe con los brazos abiertos todos y cada uno de los excesos que le brinda la ciudad.
Su peripecia desafía la lógica, la comprensión y la paciencia...

Ya empezaban a mirar de mala manera a Seijun Suzuki. "Tattoed Life", mera obra de encargo que acabó en un estallido de imaginación y colorido que nadie esperaba, no cumplía las expectativas de sus productores; aquella metedura de pata, hoy en día mejor considerada por los entendidos de cine, necesitaba una compensación. Le prohíben rodar en color y le encargan otra adaptación del gran autor y respetada personalidad política e histórica Toko Kon, finalizando así una trilogía que empezó en 1.963 con "Akutaro" (en cuyo rodaje aquél conoció al director artístico Takeo Kimura). Sin embargo la inspiración proviene en este caso de varias fuentes.
Por un lado la mítica ópera de Georges Bizet, Henri Meilhac y Ludovic Halévy (y a su vez la novela de Prosper Mérimée en que está basada); por otro los conocidos films que Keisuke Kinoshita rodó en los '50 (con el primero de ellos el color llegó por fin a la industria nipona). La mayor diferencia en esta 3.ª parte de la Trilogía Kon es que el personaje principal es ahora una mujer, Tsuyuko, si bien su historia comienza en la pequeña ciudad de Kawachi (como sucedía en "Warui Hoshi no Shita, demo..."). Durante esos primeros minutos todo suena a visto y oído, especialmente a los muchos melodramas enfocados en las vicisitudes de los jóvenes realizados ya por el cineasta.

Pero aunque parezca a simple vista un tradicional y tranquilo lugar donde los chicos van a estudiar, las chicas no son capaces de confesar su amor y los idiotas traman idioteces, se revelan rápidamente las maldades y barbaridades bajo las apariencias; esto denota la gran velocidad de la que estará provista la narrativa. Tsuyuko, muchacha jovial y atractiva, descubre el lado más aterrador de la calidez hogareña (y en el mismo día) al ser víctima de una violación y descubrir que su madre mantiene relaciones con un monje adinerado para mantener a la familia...y en lugar de remediar estos males, decide (en la primera de sus muchas decisiones que nos harán dudar de su inteligencia) marcharse a Osaka.
¿Cobarde huida o valiente manera de empezar de nuevo? El caso es que seremos testigos de la vorágine emocional y psicológica a la cual se precipitará en sus muchas aventuras a través del entorno urbano. De camarera-bailarina en un cabaret y modelo principiante a ama de casa y finalmente actriz porno, Tsuyuko da tumbos aquí y allá y vive excitantes experiencias, aunque por desgracia ninguna sirve para cambiar en esencia al personaje, el cual nunca dejará de ser una pobre chica pueblerina, inocente y muy sugestionable.

Se acerca más a la Carmen de Mérimée/Bizet que a la de Kinoshita pues su atractivo sexual es el resorte que la empuja a vivir peligrosamente, además de comprender que es la única moneda válida en esa sociedad moderna dirigida por la corrupción, el vicio y la depravación. Si el pueblo esconde tras la fachada del conservadurismo sus obsesiones y perversiones, en la ciudad se asumen falsas identidades y se vive de apariencias, pero exteriorizado sin vergüenza alguna; así las aventuras románticas de la chica están siempre ligadas a estos sentimientos (desde la enfermiza relación con un pobre cliente del cabaret que hace de marido cariñoso a la trampa urdida por la jefa de una agencia de modelos lesbiana para tenerla cerca).
La protagonista es víctima de su sensualidad y su inocencia, y aunque ella no inicia estas obsesiones tampoco las rechaza; sólo encuentra verdadero apoyo en un joven artista (Seiji) de condición sexual ambigua que la rescata de la jefa. El viaje propuesto por Suzuki une melodrama y fatalidad y su particular sentido del humor, absurdo y fresco, pero como ya le ha ocurrido otras veces esto no halla un punto de equilibrio, sobre todo al presentarse a lo largo de una estructura narrativa episódica (que recuerda a "Chica para Todo", con la cual guarda no pocas similitudes). Esto afecta tanto a la falta de coherencia y de personalidad de la "heroína" como a la del estilo del film, a veces demasiado oscuro, otras demasiado moderno y libre.

El nipón vuelve así sus delirios visuales, a sus estallidos surrealistas, como Seiji con sus pinturas, y Kimura también hace gala de su arte en pantalla. Pero el estilo y la estética, de espíritu dadaísta (como pista el nombre del cabaret), tradición teatral y claras influencias europeas, si bien sirve para que observemos el mundo a través de la mirada fascinada y torcida de Tsuyuko, no logra compensar toda la irregularidad argumental y emocional con la que se nos bombardea constantemente: en uno de los más turbios "episodios" regresa Akira, su amor de Kawachi (al que da vida un muy irritante Koji Wada), sólo para ser traicionada por su ambición y frialdad.
Y, como la Carmen de Kinoshita, habrá un regreso al pueblo, donde la historia se escora hacia un drama violento y de conclusiones devastadoras. Por tercera vez de protagonista para Suzuki, Yumiko Nogawa regresa más vital, versátil (sobre todo al lucir su faceta humorística) y desatada que nunca, y aquél, al igual que Masumura con Ayako Wakao, sabe filmarla de tal modo que capta al vuelo su dulce y salvaje belleza, aunque su carisma sea mayor que el del personaje. Con esto se reafirma que su poderosa interpretación en "Historia de una Prostituta" jamás será superada...

Extraña e ilógica en su narrativa, atractiva y fascinante en su técnica visual, el director tomó un convencional melodrama y lo convirtió en un onírico viaje de descubrimiento vital, pero plagado de errores.
Los más importantes son no desarrollar bien las múltiples tramas ni prestar la suficiente atención a los personajes secundarios, en especial a los de Ruriko Ito y Tamio Kawaji (quien por fin encarna a alguien realmente interesante).
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2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
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