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La ley (1959)

La ley
126 min.
6,5
211
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Sinopsis
En una pequeña ciudad italiana, un grupo de hombres se reúne cada noche en la taberna para jugar a "El juego de la ley", que consiste en que uno de ellos desempeñe el papel de jefe y humille a los demás. Los jugadores están dominados por oscuras pasiones: Francesco y su cuñado desean a Marietta, pero ella se ha enamorado de Enrico y quiere casarse con él, aunque sea pobre. (FILMAFFINITY)
Género
Drama
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
La legge
Duración
126 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Italia-Francia;
Links
7
Juegos de poder y sexo
Décimocuarto largometraje de Jules Dassin ("Noche en la ciudad", "Rififi"). Escrito por él, Diego Fabbri (no acreditado) y François Giraud (diálogos), adapta la novela "La loi" (1957), de Roger Vailland, ganadora del Goncourt. Se rueda en exteriores de Carpino (Foggia, Italia) y en Paris Studios Cinema. Producido por Jacques Bar y Maleno Malenotti, se estrena el 25-I-1959 (Francia).

La acción tiene lugar en 1958, a lo largo de dos días completos, en el enclave pesquero de Porto Manacore, de una isla del Sur de Italia. Analiza la naturaleza del poder, sus registros, manifestaciones y relaciones, así como su uso, abuso y mal uso. Presta especial atención a la interacción de poder, deseo y sexo. Los personajes princiaples son Marietta (Lollo), sirvienta de don Césare (Brasseur), el hombre más poderoso del pueblo; el ingeniero agrónomo Enrico Tassio (Mastroianni), adelantado del progreso; el jefe local del crimen, Matteo Brigante (Montand); la mujer del juez local, Lucrezia (Mercouri); el inspector de policía Attilio, etc.

El film combina elementos dramáticos, románticos, siniestros, grotescos, costumbristas, críticos e irónicos. La acción incorpora numerosos actos transgresores: infidelidades de Lucrezia, robos, inducción a la prostitución, corrupción, juegos ilegales ("la ley"), etc. Inicialmente el guión se escribió para una protagonista menor de edad (15 años), que interpretaría la Cardinale (19 años). Para evitar problemas con la censura, Dassin reescribió con prisas el film para una protagonista de 22/25 años (Llollobrigida tenía 31 durante el rodaje). Este hecho alteró la fuerza, la consistencia y la capacidad de impacto del film. Pese a ello, sin ser una obra maestra, la obra constituye un trabajo aseado, entretenido, interesante y razonablemente denso. Corresponde a la época en la que Dassin y Mercouri eran pareja, lo que le valió a ésta el papel más apasionado y compulsivo de la obra.

Dassin muestra pasión por los coches, autocares, motos, motocarros, jeeps, tractores, cosechadoras y, sobre todo, por el Fiat 600, recién lanzado al mercado (1956). Hace uso de paralelismos muy expresivos: Lucrezia/Ana Karenina, personas/palomas, juego de "la ley"/teatro del mundo, rebaños/ciudadanos. Lamenta la codicia y la crueldad (madre y hermanas de Marietta), los errores del cura (obsesionado por la moral sexual), el afán de posesión (colección estrambótica). Añade curiosos apuntes sociológicos (conversaciones a gritos, ociosidad colectiva, pandilla de chiquillos...).

La fotografía, de Otello Martelli, ofrece encuadres precisos, movimientos de cámara generosos, travellings espectaculares de grúa e imágenes de un B/N saturado, de inspiración neorrealista y toques expresionistas. La música, del Román Vlad, enriquece la cinta con melodías de inspiración folklórica y canciones sencillas, en francés, como la que los chicos dedican a Brigante. Son notables las interpretaciones de la Lollo (desborda sensualidad), Mastroianni, Mercouri y Montand.
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16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
La frustrante esperanza de una sociedad sin clases
En 1945 -terminada la II Guerra Mundial con el triunfo de los países Aliados-, el escritor francés Roger Vailland (1907-1965), tuvo la esperanzadora idea de que “una sociedad sin clases y un hombre nuevo surgiría en los próximos diez años en el mundo entero”… pero, pronto se convenció de que no le bastaría su vida para ver llegar ese hermoso cambio revolucionario, y que, seguramente moriría dejando el mundo tal y como lo encontró: Hombres luchando por el poder; los que lo obtienen aplastando a los que no lo tienen; las mujeres sirviéndose de su sexo para dominar a los hombres, y éstos, sirviéndose de su poder para dominar a las mujeres; cantidades enormes de hombres sin empleo esperando que cada día pase a la buena de Dios; y la infelicidad, aquí y allá, por cuenta de la ligereza, la presunción, los prejuicios, la intolerancia… y del interés del hombre de abusar del hombre.

Toda esta pléyade de especímenes, es lo que vamos a encontrar en “La Ley” (1957), novela que Vailland comenzó a idear cuando, tras estar jugando a los bolos, en un balcón vio a una jovencita llamada Mariette, quien lucía una bata blanca que, al transparentarse con los rayos del sol, permitía adivinar que estaba interiormente desnuda. Era Mariette una criada de la casa, pero las miradas de los hombres se dirigían irresistiblemente hacia ella, atraídos por su belleza virginal. Para Vailland, “fue como haber visto un unicornio” y sin dejar de pensar en esta jovencita, comenzó a estructurar la novela para ilustrar como las castas sociales siguen amargando este bello mundo.

La historia transcurre en la región de Puglia al sur de Italia, y es sobre ella que, en versión libre, el director Jules Dassin, escribió el guion que luego filmaría con Gina Lollobrigida ¡otra suerte de unicornio fascinante! como protagonista, y hay que ver hasta que punto ha de haberse sentido atraído por ella, que, conociendo algo de la vida de esta celebrada actriz, fácil es identificar que hay hechos que se incluyeron como puros apuntes biográficos. Para Gina, ser cantante lírica fue su gran sueño frustrado, y Dassin le da aquí la oportunidad de “cantar” mostrando la admiración que todo el pueblo siente por su voz. Mariette (quien habita en Porto Manacore), es también una suerte de “bersagliera” (término italiano derivado de bersagliere que define a un tirador certero o legionario) como se denominó a la descalza heroína campesina de gran espíritu y fuerte carácter, que representó en los filmes de Luigi Comencini, “Pan, amor y fantasía” y “Pan, Amor y celos”, con los cuales se hizo célebre. Y para definir la fuerte personalidad que desde muy niña le fomentó su madre, también aquí es una chica que abandona su casa para seguir sus personales ambiciones, y es ella quien elige siempre y pone las condiciones, antes que permitir ser elegida y/o manipulada.

En una sociedad machista donde los hombres usan, abusan y rehúsan a reconocer los derechos de las mujeres, el progresista Dassin tiene la osadía de mostrarlas a ellas saliéndose con la suya, y entonces, la lucha por el uso de un moderno bañador, el derecho a enamorarse de alguien más joven, o a hacer el amor sin haber pasado por el altar, tomarán su sitial para beneplácito de la equidad de género… y quizás sean los hombres quienes resulten menos favorecidos con sus particulares actitudes.

En el filme, hay momentos muy efectivos, como cuando Lucrezia y Francesco están a punto de marcharse en el autobús; cuando Brigante pretende seducir a la novia de su hijo… y, sobre todo, esa escena cumbre con don Cesare dispuesto a defender lo que ama con el interesante juego de La Ley, que es el que da título a la novela y a la interesante película.

Estamos ante un cuento que, aún hoy, resulta fresco, muy sexy ¡y necesario!, que además cuenta con un grupo actoral al que siempre da gusto ver: A la Lollo, se suman Marcelo Mastroianni, Melina Mercouri, Ives Montand, Claude Brasseur, Paolo Stoppa… y hasta es bueno ver a Joe Dassin (Nico), el hijo del director que luego eternizaría canciones como “Et si tu n’existais pas”, “A toi” o “L’eté indien”.
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