La soldadera (1966)

Terminando de ver “La Soldadera” (1961) de José Bolaños con Silvia Pinal, Jaime Fernández, Narciso Busquets, Sonia Infante, Pedro Armendáriz Jr., Víctor Manuel Mendoza, Chavela Vargas, entre otros. Película bélica mexicana que sigue a una mujer de pueblo que sueña con una casa en la ciudad, y tras casarse, La Revolución la obliga a tomar medidas extremas… en el desarrollo se narran sus alternativas sentimentales, reflejando el drama social de la época; y el espectador se ve arrastrado a su mundo, del que somos testigos del colapso. La circularidad de la escena final del tren, que desaparece en la distancia, conecta muy bien con el principio, destacando el futuro incierto y lúgubre de la protagonista. En México, se llama “soldadera” o “adelita” a la mujer involucrada en La Revolución Mexicana, luchando o acompañando a los soldados, reconocida por ser valerosa “por su sacrificio patriótico” y cuyo rol era luchar y/o trabajar como cocineras, enfermeras o brindando servicios sexuales a los hombres o maridos. Por otra parte, muchas soldaderas provenían de ser secuestradas de sus hogares, y luego forzadas a participar en La Revolución, pero siempre apegadas a un hombre que las mantenía, y que ella debía mantener. Otro dato curioso, es que el ferrocarril fue una parte importante de sus vidas, ya que regularmente ahí vivían y parían a sus hijos. Como película, esta es una representación fascinante y aterradora del machismo al que fueron obligadas estas mujeres, donde vemos el marcado contraste entre géneros, donde los hombres cabalgan a caballo, y las mujeres son forzadas a caminar cargando sus pesadas pertenencias; siendo una metáfora del poder de los hombres que se elevan sobre las mujeres, lo cual crea un sentido de opresión, superioridad, y machismo, donde ellas eran objetos menos preciados que los caballos, pues cuando llovía, la soldadera debía darle su espacio en el tren para que el caballo no se mojara... Al ser un filme sobre las soldaderas, hay unas que están construidas como víctimas pasivas, en el caso del personaje de Pinal; y hay otras que luchan por sí mismas, y no porque se vieron obligadas a unirse por sus maridos, en el caso de Chavela Vargas. De esa manera, el cambio en la apariencia de Pinal, de niña campesina a soldadera, representa cómo ella pasa de una víctima pasiva, a una elección activa al ser obligada a convertirse en soldadera. Al igual que con cualquier película basada en las rutinas diarias, y el peligro que enfrentan las personas en tiempos de guerra, de ninguna manera esta es una película jovial o fácil, y ahora puede entrar muy en conflicto con el feminismo; pero hay que tomarla por lo que fue y representó para la época en la que está ambientada. Y eso que muchas soldaderas mostraron fortaleza y capacidad cuando trabajaban con los soldados, casi al lado de ellos en el campo de batalla, y por esta razón, muchos hombres empezaron a llamarlas “marimachas” ¡Qué mal! Del reparto, este filme está hecho exclusivamente para lucimiento personal de Silvia Pinal, que de hecho tiene muy poco diálogo, y tiene que utilizar sus ojos, cara y lenguaje corporal para expresarse. Y en el bando contrario a su naturaleza soldadera, el rol de Chavela Vargas, otra que tiene aún muy poco diálogo y menos escenas. Del reparto masculino, es poco lo que muestran, solo las causas y las consecuencias del desarrollo de las soldaderas en el trascurso del metraje. Entre las escenas más recordadas, está aquella proyección de la película muda, con mucha comedia para aliviar un poco el “shock” del abuso al que se ven obligadas las mujeres en cualquier tiempo de guerra. Sin duda, esta es una película muy reveladora sobre esas mujeres que mantuvieron viva y fecunda La Revolución Mexicana, y “sin ellas, La Revolución no hubiera existido”
RECOMENDADA.
NO tendrá nota en Lecturas Cinematográficas
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