La bestia marina (TV) (2008)

Una típica película más de monstruos. Y digo típica porque sigue punto por punto la estructura de este tipo de películas: muere gente sin saber qué les ha pasado, alguien (por lo general un borracho) avisa del peligro y no le hacen caso, pero al final resulta tener razón, etc...
La intriga y la emoción no son muy allá, pero al menos esta peli se deja ver un poco. Los bichos están más o menos bien hechos, y eso se agradece, algo que compensa lo pooc creíble que son mucho de los personajes.
El principal problema, en mi opinión, es que no explica realmente ni qué son ni qué hacen allí las criaturas. Sólo te hacen conjeturas de que deben ser criaturas abisales. Unos dicen que son peces (pero porqué salen del agua), mientras que otros hablan de anfíbios (cómo podrían ser abisales entonces). Deja muchas lagunas que es una lástima que no explique.

P.S: El final de las marineras sobraba. Menuda chorrada.

"La bestia marina" es la típica castaña que nos endosan los domingos de sobremesa. Es ese tipo de películas tan malas que ayudan a dormir una placentera siesta a poco de empezar a verla. Este telefilme cuenta con todos los elementos clásicos de este tipo de producciones: bajo presupuesto, actores desconocidos y calidad de serie B. El resultado de este cóctel es el que se esperaba: una completa escoria audiovisual, con un guión absurdo y de auténtica risa, que nos tortura las retinas con criaturas asesinas supercutres, actores interpretando de espanto y efectos especiales de juzgado de guardia. Lo más patético sin duda alguna es el monstruo, que tiene la capacidad para el camuflaje tipo "Depredador"... por dios bendito, es una de las criaturas más ridículas que he visto en mi vida. Algunas veces te tienes que reír con esta película de lo mala que es, y tienes la impresión de estar viendo un refrito de "Predator" y los "Gremlins" dirigida por un chimpancé. El desenlace es una cagada monumental pero muchos no lo habrán visto, porque a esa altura de la cinta ya hacía mucho tiempo que debían de estar fritos en el sofá.