Pura vida (1956)

Antonio Espino, cómico que en su tiempo fue muy popular, por lo que pude ver en Pura Vida, imitaba el estilo de Chaplin y Cantinfla, aunque a diferencia de estos, que solían impregnarle cierta ternura a sus personajes, por lo menos en esta película, no vi que Espino lo hiciera, al contrario, si es algo que tiene su rol es mala leche, este tipo salado, haragán, contestador, metiche, y medio estúpido, es todo un anti héroe, igual a pesar de eso, el actor resuelve bien las situaciones, pese a que el latiguillo de pura vida, cansa a la segunda repetición.
Lo más interesante la historia de amor entre su personaje y el de Maricruz Olivier, aunque vaya uno a saber qué veía la dulce y bella repostera en ese infeliz, bueno para nada.
Lo mejor el ritmo y la agilidad de la comedia, lo peor es la exageración, y que no se defina del todo a si es una bufonada o una farsa, si es más comedia física de tortazos (literalmente) o algo un poco más elevado.