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Gurov and Anna (2014)

5,7
31
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Tráiler (INGLÉS)
6
Gurov and Anna
¿Ama a alguien o sólo juega?

No es muy original el argumento, ni rebusca mucho dentro de su propia idea; un profesor que se vuelve loco de obsesiva pasión por una de sus alumnas, hasta llegar a ese desquicio de arriesgarlo todo por un amor confundido, que resulta más bien ser juego seductor de enganche para la otra parte.
La juventud egocéntrica y manipuladora frente a la madurez cansada que dejó atrás sus sueños, tormento de una frustrante atracción que se trata de evitar a toda costa, hasta caer en la telaraña gustosa de quien gusta gustar y conocer el límite de dicha demencia; todo un juego de control y dominación envuelto en esa semejanza hacia la obra que se cita, The lady with de dog, como excusa para hallar el paralelismo con los personajes Gurov y Anna.
Suave, mimada, de melancólico ritmo para narrar esa tragedia de quien no sabe amar pero enamora a todos a su paso, colérica relación disyuntiva de fuerza y desventaja donde el pardillo cazado sufre, suplica, anhela y cae en esa verdadera oscuridad de la que no hay regreso, pues su cavidad es dolorosa y profunda.
Rafaël Ouellet, cámara en mano, centra su objetivo en esa mirada feroz e indemne, provocadora y astuta que reta a la sinceridad, deseo y angustia de quien le devuelve el placer de la vista para hablar sin comunicación, únicamente con la seducción de un iris penetrante e indagador y unos labios encendidos y ardientes, que cuentan lo que el habla no se permite expresar con palabras.
Incitación, aflicción y enorme daño emocional para una historia dual, a cuatro bandas, que camina y golpea sin excesivo estruendo; conmoción o coqueteo para un espectador que observa un clásico, decorado con aires intimistas, cálidos y arrebatadores que, aún con su pretendida voluntad de cercanía, devastación, desasosiego y socorro expositivo no levanta sugestión, querencia o reflexión más allá de ese estereotipo de alcanzar lo prohibido, para una vez poseído dejar de interesas y convertir, ese logro, en un maldito castigo de ofuscación que perturba y ahoga.
Andras apergis y Carlo Mestroni, más su buena sintonía en escena, correctos y adecuados para representar esa domesticación sumisa de quien es abstraído de su aburrimiento para volver a sentirse vivo y probar la agonía del infierno obtenido; estilizada fotografía, muy cuidada en los detalles y enfoques, constantemente arropada por una banda sonora que abraza el drama como introductor a esa esperada caída después de haber tocado el cielo pues, placer de minutos supone condena eterna para una cinta de sentimientos y relaciones inconvenientes que, dentro de su tradición escrita, no supera el umbral de una visión plana y cómoda que no excita, altera o acongoja al espectador con el protagonista.
Sufrimiento sin estallido, desazón sin suplicio, ligereza de alivio para una visión que no penetra ni vive al máximo la insensatez de su paranoia.
Y el pájaro herido vuelve a por más, hasta que extenuado, sus alas ya no pueden volar.

Lo mejor; la intimidad de sus personajes.
Lo peor; poca excitación o padecimiento para lo realmente pretendido.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
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1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
7
Una historia ya vista pero bien hecha
Cuenta una historia muchas veces vista, la de un profesor casado que se enamora de una alumna de universidad y todo lo que acarrea en su familia y en su vida. A pesar del tema trillado, la película esté bien hecha, bien interpretada, con atmósfera de literatura, con algún fallo en la trama, pero salvable, donde muestra hasta que punto un hombre, puede perder la cabeza por "calentarse" y enamorarse, de una chica mucho más joven que él. El tramo final es lo mejor, con una escena final entre los dos fuerte y difícil, sobre todo para la chica.
El mensaje que deja es el cuan peligroso puede ser para una mujer, hacer el jueguecillo con un hombre, de atracción, del "te quiero", "no te quiero", "te caliento", "no me toques" y cuando te das cuenta donde te has metido, ya es demasiado tarde y aquel hombre puede reaccionar bien (las menos) o puede convertirse en alguien de cuidado.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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