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Juana de Arco (1954)

Juana de Arco
80 min.
6,1
311
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Sinopsis
Juana de Arco es quemada viva por herejía. En una especie de estado de ensoñación, abandona su cuerpo y comienza a repasar su vida. Comienza su viaje deprimida y desmoralizada. Sin embargo, un sacerdote aparece para guiarla. En primer lugar, le muestra a aquellos que la acusaron disfrazados de personajes animales, con el fin de mostrarle su verdadera naturaleza. Después, le muestra el bien que ha hecho a la gente. Al final, se siente orgullosa de lo que ha hecho y está dispuesta a enfrentarse a las llamas. (FILMAFFINITY)
Género
Drama Musical Biográfico Religión Siglo XV Ópera Música Cine experimental
Dirección
Reparto
Año / País:
/ Italia Italia
Título original:
Giovanna d'Arco al rogo
Duración
80 min.
Guion
Música
Fotografía
Compañías
Coproducción Italia-Francia;
Grupos
Juana de Arco
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2
4. La ópera
A principios de los cincuenta, Roberto Rossellini, después de una época de tensiones matrimoniales con Ingrid Bergman, decidió preparar un montaje teatral que permitiera a la actriz viajar por los principales teatros europeos. La obra escogida fue el oratorio “Jeanne d'Arc au bûcher”, a partir de un poema Paul Claudel y compuesto por Arthur Honneger. Rossellini montó la obra para el lucimiento de Ingrid Bergman y posteriormente filmó las representaciones que habían tenido lugar en la Ópera de París del 21 al 27 de junio de 1953, dando lugar a la película “Giovanna d'Arco al Rogo.”

El drama tiene lugar durante el juicio y la ejecución de la heroína, que recuerda los episodios más importantes de su vida. Las once escenas del montaje operístico (y por consiguiente de esta grabación de Rossellini) son:

- Las voces del cielo.
- El libro.
- Las voces de la tierra.
- Juana abandonada a las fieras.
- Juana en el poste.
- Los reyes o la invención del juego de cartas.
- Catalina y Margarita.
- El rey se dirige a Reims.
- La espada de Juana.
- Trinazzo.
- Juana de Arco en las llamas.


No hablamos de una mala adaptación puesto que no existe adaptación alguna. Rossellini graba con planos generales y medios, la representación de París como si una cadena televisiva grabara hoy día un concierto para su retransmisión. Ni siquiera Bergman sobresale en un papel que repite para la gran pantalla (V. Fleming, 1948). No existe aquí obra cinematográfica. La cámara prácticamente no se mueve, permanece enfocando un escenario falto de iluminación (para el cine) durante toda la duración de la ópera.

El arte cinematográfico, tal y como demostró Dreyer en su versión de Juana de Arco, está completamente desvinculado a cualquier otro arte.
La ópera forma parte del arte escénico.
Adaptar una ópera puede ser arte.
Grabar una ópera no es arte.
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17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
5
Cine?
216/16(09/06/21) Difícil de calificar esta obra de teatro/ópera dirigida por Roberto Rossellini, que no es más que filmar la representación con unos escasos insertos de cine (el chroma-key), pero en general algo plano de ver, donde la actuación de Ingrid Bergman (el mayor reclamo para mí) resulta en realidad grimante, en el sentido de que si se hace un acercamiento a la mítica Doncella de Orleans, no se puede prostituir la angelical e inocente imagen de una joven de apenas 19 años, con el candor que ello transmite, por la diva sueca de 39 años entonces, ya era mayor seis años antes cuando encarnó a la Santa gala para una producción estadounidense de Victor Fleming.

Después de una época de tensiones matrimoniales de Rossellini con Ingrid Bergman, él decidió preparar un montaje teatral que permitiera a la actriz viajar por los principales teatros europeos. La obra escogida fue el oratorio “Jeanne d'Arc au bûcher”, a partir de un poema Paul Claudel y compuesto por Arthur Honneger. Rossellini montó la obra para el lucimiento de Ingrid Bergman y posteriormente filmó las representaciones que habían tenido lugar en la Ópera de París del 21 al 27 de junio de 1953, dando lugar a la película “Giovanna d'Arco al Rogo”, aunque esto choca con otra información sobre que lo que vemos es la primera representación de la actuación en vivo el 5 de diciembre de 1953 en el Teatro San Carlo de Nápoles.

Una cinta que es más pretenciosa que emocionante, pues la actuación de Ingrid Bergman se siente impostada, veo a una actriz veterana actuando, no me la creo, sus dudas me son acartonadas. Es cine experimental que no me llega, no me toca la fibra en su artificio, igual si estoy entre el público en la platea hubiera estado en comunión con lo que acontece en el escenario, pero tal y como lo veo me resulta todo muy estático y monótono con ese fondo negro de estrellas artificiales. Alterna la ópera con el teatro de un modo cinematográficamente arrítmico, y es que la cadencia del cine no es la misma que la del teatro/ópera. Provocando con esto que su escaso tiempo de unos 80 minutos se hagan lánguidos y pesarosos.

Tras 8 o 9 minutos de cantos de ópera coral inicial, aparece Juana de Arco en una especie de fantasía onírica que acontece durante su quema en la hoguera en Ruan. Entonces con el maestro de ceremonias de Santo Domingo junto a ella en este singular cielo vemos con ella varios cuadros teatrales: Su juicio representado como una fábula de animales(el presidente del jurado es un CerdoPorco, los jueces son Ovejas y el canciller es un Burro) y ella no tiene por qué temer porque es la elegida de Dios., donde todos los jueces tiene máscaras de animales; Un surrealista juego entre Reyes; La reacción del pueblo conformista con su juicio y ejecución; Y por supuesto el clímax ‘ardiente’.

La fotografía es del magiar Gábor Pogány (“Europa di notte”), que utilizó proceso de color llamado Gevacolor, resaltando a los personajes sobre sus austeros fondos oscuros, destacando la escenificación dela Doncella cual ente translucido sobre. Donde aparte de esto puede resaltarse la visión cenital de una espiral de gente sobre Juana, realmente poca cosa para algo que se pueda llamar película. Rossellini filma de modo funcional, con mucho plano general y medio en secuencias sin cortes.

Ello para una historia que se ha contado decenas de veces en cine ya desde el tierno cine silente, cuando en 1900 el genial Georges Méliès ya dio su particular versión, hasta largometrajes de diferentes nacionalidades (franceses por supuesto, pero también de Canadá, Alemania, o como este, italiano), siendo probablemente la mejor entre las que he visto, la que dirigió el danés Carl Theodore Dreyer “La pasión de Juana de Arco” en 1928.
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