La casa chica (1950)

Con todo lo bueno y lo malo de un melodramón hecho en plena época de oro del cine mexicano en sus años de apogeo, con un presupuesto que se nota enorme, pero también con todas las fallas que tenían los mismos: situaciones acartonadas, ampulosas, diálogos que van de lo literario a lo declamatorio, pasando por una voz en off totalmente innecesaria.
Lo mejor es que aborda un tema no digo que tabú porque desde siempre se ha tratado, como son las relaciones fuera del matrimonio, pero teniendo una visión no condenatoria del mismo, el director no sabe muy bien como defender la legitimidad de esa relación a pesar de ser adultera, o más que todo creo que lo que intenta es que se comprenda a las amantes, que no son perversas, ni retorcidas, sino mujeres abnegadas que renuncian a su dignidad por amor, obvio que ya mencionar esto en occidente es ridículo, el conflicto por suerte ha envejecido mal.
La historia la verdad que quiere absolver a los amantes, y por eso recurren a lo típico, hacer que la esposa pasa a ser la villana, aunque en realidad Lucila si bien es superficial y caprichosa, no es una persona cruel, y resulta la más coherente de todos, ella quiso casarse por capricho y luego mantener la relación solo por orgullo herido, mientras que Fernando lo hizo por pusilánime, y Amalia se quedó con él por dejada y masoquista.
Lo mejor son los planos, visualmente es impecable y tiene algunas escenas muy logradas, a través de las imágenes logra dar varios mensajes, ser irónica y detallista.
La primera parte cuando Fernando y Amalia hablan y llegan a conocerse y a trabajar juntos, como ese vinculo laboral se convierte en amor.