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Mapplethorpe (2018)

Mapplethorpe
102 min.
5,1
38
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Tráiler en inglés
3
¿Pornógrafo, artista o imbécil?
Robert Mapplethorne fue un célebre fotógrafo cuya notoriedad no obedece precisamente al valor de su profesión, de hecho en mi modesta opinión como fotógrafo fue un mediocre del montón. En su oficio este hombre no sólo no tenía idea del manejo de la luz —crucial en cualquier arte visual— ni de la composición, sino que hasta la propia concreción final de su trabajo —recordar que era en la época analógica— en el aspecto químico (revelado, impresión, manejo de cuarto oscuro, uso y forzamiento del material sensible, etcétera) quienes hacían el trabajo eran otras personas. Por ahí se dice que nunca en su vida entró a un cuarto oscuro. En cualquier caso se trata simplemente de mirar su obra para comprender rápidamente, sin necesidad de ser un experto, que sus imágenes además de opacas y carentes de sombras y contraste no tienen un particular ni atractivo punto de vista en el encuadre.

¿Cómo es que este hombre llegó a ser un retratista de renombre entre el ambiente hollywoodense, contratado por reconocidas revistas de moda (Vogue, Vanity Fair) o eróticas (Hustler, Playboy)? Porque el tema principal de su trabajo fueron los desnudos masculinos, con especial atención al falo flácido o erecto de varones negros, la mayoría de ellos reconocidos actores del cine pornográfico, y por la provocación de lo explícito en distintas prácticas sexuales como el fisting (introducción del puño en el ano), orinar en la boca o en otros enseres usados para beber y todo tipo de poses solistas o en grupo de la farándula homosexual. Es cierto que también se dedicó a fotografiar flores, pero trató siempre de jugar con el brote y la turgencia de los pétalos como una representación de los genitales humanos. Entre otros calificativos, fue conocido como el "artista pornógrafo".

Todo este rollo está muy bien como un modo de existencia libremente elegido pero que, por su impacto, se transforme en una manifestación artística, es algo que muchos expertos, curadores y artistas plásticos hasta el día de hoy aún no se lo explican y piensan que el "artista" ha sido mucho más que sobre valorado.

La propia vida del personaje, imbuido de este trabajo y manifiestamente promiscuo y desenfrenado en sus múltiples relaciones grupales, en el consumo irrefrenable de cocaína y con una personalidad soberbia que lo hacía reconocerse a sí mismo como un "artista" único, son una sumatoria de eventos riquísimos para hacer un biopic. Pero para ello se echó mano a un guión que de buenas a primeras introduce al protagonista en una debacle personal de decadencia física, higiénica y sentimental sin una progresión previa que condujera a entender esos excesos. Los parlamentos que hacen referencia a la cuestión amorosa tienen, en general, diálogos francamente cursis, poco creíbles y encima son recitados por Matt Smith sin convicción alguna.

Por momentos la caracterización del personaje es mono gestual y al instante se pasa a la sobre actuación exagerada, en lo que parece ser una absoluta responsabilidad de la dirección. Como que en esto el actor no tiene mucha responsabilidad quien, dicho sea de paso, no parece tener el aspecto adecuado para interpretar a Robert Mapplethorpe puesto que éste fue un bellísimo y atractivo hombre.

Lo peor de todo es que, a pesar de manejar un maravilloso tema, la rutina, la repetición y la puesta en escena de personajes secundarios absolutamente desperdiciados hacen que esta película que dura una hora y media, aburra al extremo de hacer sentir que el visionado de la misma es de 5 horas.

Leí por ahí que el rodaje se hizo en 19 días. Si eso es cierto, el resultado no podía ser otro que este desastre.
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1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
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