Denbow, frontera indomable (1952)

"Denwow, frontera indomable", western del director argentino, establecido en Hollywood, Hugo Fregonese, es una "revisión" de "Duelo al sol" (1946), dirigida por King Vidor y producida por Selznick a mayor gloria del cine y de su amante Jennifer Jones. Una película que por la desmedida ambición del productor tenía que ser más grande que "Lo que el viento se llevó" y más grande que el propio cine. Ambiciones desmedidas, por tanto, grandes espacios para esas ambiciones, frustraciones humanas, una nación creciendo y en marcha con toda la épica y fantasía de toda invención de una identidad nacional en transformación: desde la oligarquía de los grandes ganaderos a la democracia de los pequeños granjeros

"Denbow...", más modestamente quiere emular esa épica, a esos personajes y hacerlo en un espacio (el Oeste) propicio a la leyenda. Retoma el personaje del pionero hecho a sí mismo, inválido por un accidente consecuencia de su megalomanía, con un hijo díscolo, inmaduro y seductor sin escrúpulos, interpretado por Scott Brady. La impetuosa Jennifer Jones es sustituida por una mujer también impetuosa (Sally Winter), pero sin el tono erótico de su precedente.

Como nexo de unión entre un film y otro, contamos con la participación de Joseph Cotten, en el papel de hermano en "Duelo al sol", y en esta película de primo. En ambas cintas, su papel es el de hermano/primo leal al padre/tío, pero razonable con las nuevas expectativas sociales y políticas. Enamorado de las mujeres equivocadas en las dos películas, y con un papel secundario ante el cinismo histriónico de su hermano/primo.

En el caso de "Dembow...", la maldad del personaje de Scott Brady está subrayada por una acusación de homicidio y un engaño donjuanesco. Le lastra que resulte poco simpático, sin el encanto de su precedente.

La purga entre los terratenientes que se han adueñado de extensos territorios para la ganadería extensiva, contra los granjeros que quieren establecerse en esos campos abiertos, acaba en enfrentamiento y en una solución convencional, en la línea de la contemporaneidad.

Esto le une a "Horizontes de grandeza" (1958), de William Wyler, en el tema de la pugna entre mentalidades ancladas en el pasado y las que miran al futuro, y entre grandes propietarios y ganaderos más modestos en su lucha por los pastos y el agua, como bien común o propiedad privada.

Si ya "Duelo al sol" jugaba con la presencia novohispana y mexicana, aquí se acentúa, tanto en la hacienda (de diseño y decoración española), como en los peones mexicanos del rancho. Siempre en un papel de criados, por supuesto, respecto a los anglosajones.

Meritorio film en su modestia respecto al precedente, que gustará al aficionado a los buenos westerns.

Eso, para qué necesita amigos una familia ganadera que dispone de 45.000 reses que valen dos millones de dólares y de 300.000 acres de pasto libre que controlan con mano de hierro frente al resto de competidores. Sin contar con las tierras propias del rancho, sabiendo que cada res precisa sobre 10 acres. Pero los tiempos están cambiando y el prensa local denuncia sin temor los abusos de los Denbow: las alambradas empiezan ya a ser arrancadas por nuevos colonos que llegan para instalarse en la zona.
Ambientada en un rancho tejano próximo a la frontera mejicana, repleto de crucifijos y de imágenes de la Virgen de Guadalupe, con peones que atienden a nombres como Bandera, Pepe, Vicente o Carlos, donde a la que te descuidas cantan o tararean "Cielito lindo". ¡Ay, ay, ay ... ay!
Con amores a cuatro bandas, destaca la presencia de Jane (Winters), antigua camarera de cantina con ideas bien claras sobre la vida que le espera: "Cambio un delantal y un trapo aquí por un trapo y un delantal en tu rancho". Sin embargo, un golpe de ¿fortuna? la convierte en horas veinticuatro en la señora Denbow, mediante un engaño legal y para evitar que ahorquen a su marido. Hay un momento en que nos recuerda la figura de Isabel en "Calle Mayor" de J. A. Bardem. Pero muy pronto sabe ponerse en su sitio y se las tiene tiesas con su impresentable esposo y con su poderoso suegro.
Es lista la camarera. Sabe perfectamente que ante una cornada de vaca que afecta a arterias importantes, lo primero es contener la hemorragia mediante un torniquete para, a continuación, cauterizar con un hierro al rojo vivo, aunque sea el de marcar a las reses. Por supuesto, con tequila o con un fuerte golpe en la cabeza por toda anestesia. Cuando el médico atienda más tarde al paciente la felicitará por su intervención que "evitó cualquier infección", concepto este de antisepsia que había desarrollado solo unos pocos años antes Lister (1865) sobre las ideas de Pasteur.
Cinta poco conocida y bastante original que nos ha hecho pasar un buen rato.